Camino con él siguiéndome los pasos hacia la salida, trató de disimular mis nervios y caminar con naturalidad ya que aún siento mis piernas temblar. —¿Aquí te parece bien?. —Le cuestiono deteniendo mi caminar en una banca que se encuentra casi a la entrada a lo que sólo asiente y nos sentamos. La banca es tan pequeña que nuestros cuerpos quedan muy juntos >, puedo sentir el roce de su pierna con la mía, el olor de su fragancia entrar en mis fosas nasales, me encanta, me voy a volver loca. Nos quedamos en silencio, sólo se escucha la música de la fiesta y la respiración de ambos, con el rabillo del ojo lo veo mover sus dedos sobre las piernas, ¿nervioso?, quizás intenta decirme algo pero no se atreve. —Veo que lo sigues usando. —rompe por fin el silencio y acerca su mano a mi cuello

