Norman Stone.
Ajusto mi corbata por quinta vez, y la vuelvo a desajustar. Hiperventilo nervioso desde hace horas y por momentos siento que me ahogo al mirarme en este estúpido traje fingiendo, no sé para quien o para qué, que estoy bien cuando claramente no es así, no puede ser así.
¿Cómo puedo estar bien cuando hoy se casa la mujer que más amo en mi vida con otro hombre y soy yo el que la debe llevar al altar para entregarla?
—¡Mierda! —grito arrugando la corbata y estirándola con fuerza para después tirarla al suelo. —No puedo… yo no puedo…
El nudo en mi garganta persiste, desde hace días, y claramente no me dejará por mucho tiempo. Tomo mi rostro entre mis manos e intento despabilarme frotándola un par de veces, pero ya es imposible lograrlo. Unas pocas lagrimas empiezan a nublar mi
