Danna Garrido.
—Amor... —Norman toma mí cara entre sus manos. —Si vas a seguir así es mejor que no nos subamos al avión —suspira mirándome fijamente. —Aunque es conveniente, por qué relativamente estaremos más cerca de Jana por si surge alguna eventualidad.
Lo miro parpadeando y sé que tiene razón, pero algo dentro de mí me impide estar tranquila.
—No me gusta que estés así — deposita un beso corto en mis labios. —Todo estará bien. Lo prometo.
Asiento sin volver a quejarme como lo hice durante toda la espera en el aeropuerto y aunque por lo general no suelo ser quisquillosa, por alguna razón desde que sé que mí suegra irá con Jana hacia ese campamento, un nudo enorme se instaló en mí estómago que no me permite pensar en algo más. Tal vez sólo sea la preocupación por su enfermedad, o ta
