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1421 Palabras

LEO Me despierto con la luz colándose por la r*****a de la persiana, un rayo que se cuela justo en mis ojos como si quisiera joderme el sueño. Pero no me quejo, porque lo primero que veo al girarme es a Anastasia, desnuda a mi lado, con el pelo rubio desparramado por la almohada. Está de lado, con una pierna enredada en la sábana y la respiración suave, como si el mundo no pudiera tocarla ahora. Me quedo quieto un momento, solo mirándola, porque j***r, es preciosa. Levanto la mano con cuidado y le aparto un mechón de pelo de la cara, rozándole la mejilla con los dedos. No quiero despertarla, pero no puedo evitar querer verla mejor. Ayer estuvo rara de cojones toda la tarde después de su visita a sus padres. No dijo mucho, y yo no quise atosigarla, pero estaba rara, más callada que de cos

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