Loany/Un ángel y un demonio.

1935 Palabras
Mi hermana estaba dispuesta a elegir a dos enemigos naturales y por como había visto a aquél demonio estaba segura de que ella lo elegiría a él, no podía hacer nada al respecto pero esperaba que mi madre si. — Estos son los mejores ángeles preparados del cielo. — dijo mi madre. Pude ver que Annie miraba detalladamente a cada uno de ellos como buscando a uno en especial, mi hermana miró a uno de ellos y fue como si él también la sintiese y no pudiera evitar verla, su cabello castaño llegaba a los costados de su frente, sus ojos eran grises, sus mejillas un poco rosadas al igual que sus labios, los ángeles eran perfectos. — No pensarás elegirlo a él. — comenté a su lado. — ¿Y por que no? —dijo despreocupada. — es mi ángel, lo siento así. — se encogió de hombros. — Ya te lo dije Annie, son enemigos naturales. ¡No puedes! Nuestra madre no lo permitirá. — dije fastidiada de sus locuras. — Nuestra madre ha dicho que la decisión nos corresponde sólo a nosotros. — respondió con total seguridad. — Loa. — me llamó mi madre, la mire. — tu hermana tiene razón, puede elegir a quien quiera porque la decisión es vuestra. — respondió mi madre. — Ahora, sólo espero que sepas lo que te espera al elegir a un ángel y un demonio. — está vez le hablaba a mi hermana. — y el problema no es ese, es que tú ya has elegido y sabes que son tus asignados, ellos ya te cuidan desde su lugar y te advierto Annie, tu demonio y tu ángel asignado tienen un vínculo contigo y se pueden sentir totalmente atraídos por ti. — dijo mi madre seria, eso no lo sabía yo, pero en todo caso no debía elegir a ninguno de mis asignados. — así que, mis queridas hijas, la decisión está en sus manos y yo ni sus padres vamos a interferir en ello. — dijo al fin. Annie y yo asentimos lentamente, nuestra madre se presentó amablemente con la líder de los ángeles y ella prosiguió a presentar a sus guerreros blancos como yo había decidido llamarlos, un chico de quizás la edad de mis hermanos me regaló una pequeña sonrisa, no se porque pero ese gesto hizo a mi corazón dar un vuelco, era extraño, hasta sentí mis mejillas arder. — Creo que tu ángel asignado te ha encontrado. — comento Annie a mi lado. — es hermoso, ¿No es así? - pregunto mi hermana. Tenía razón, su cuerpo a pesar de ser un chico de alrededor de dieciséis era realmente fornido y ya que su armadura dejaba un poco al descubierto sus piernas, voltee mi mirada a un lado luego de notar que él me veía sonriendo, sus ojos miel eran deslumbrantes, su rostro era perfecto y ni hablar de su sonrisa. — Es lindo. — respondí avergonzada. — ¿Lo escogerás como tu protector? — pregunto curiosa. — yo ya escogí a mis protectores. — No. — traté de sonar segura pero ya no estaba tan segura. Quería conocerlo. Mi hermana sonrió y negó con la cabeza. — Aunque quieras, no podrás evitar lo que ese ángel te provoca, te hace sentir cosas que nunca sentiste. — comento mi hermana. — ¿Cómo lo sabes? — pregunté nerviosa, ya no sabía que era lo que me sucedía pero mi hermana tenía razón. — Es lo que siento cuando veo a mi ángel y a mi demonio. — dijo despreocupada. — No podemos, tenemos que aceptar a nuestros compañeros como lo hizo nuestra madre, aceptar nuestro destino. — dije. — Lo sé hermana, pero nuestro compañero y nuestro mate tardarán en llegar, más aún nuestro compañero vampiro. — dijo Annie muy segura. — mientras tanto podemos disfrutar de lo que esta en frente de nosotras. — negué con la cabeza, mi hermana era una cabeza dura. — Estas mal Annie, no puedes jugar con ellos. — dije sería, Annie sonrió. — y si hablas de disfrutar lo que hay en frente ¿Por que nunca te has fijado en Roy? — pregunté esperando una respuesta convincente, ella frunció el ceño como si no entendiera. — ¿Por qué me fijaría en Roy? Es mi primo. — dijo confundida. Negué con la cabeza. — Sabes que Roy no es tu primo y tampoco de Deán, es hijo de mi tía Nadia pero no es tu primo. — aclaré. — No es mi primo de sangre, pero yo siento como si lo fuera. — dijo relajando su rostro. — Pero le gustas, Annie. — rodé los ojos. — no hagas como si no estuvieses enterada. — dije fastidiada. — No le gustó, él es mi mejor amigo. — aseguro. — Hola, queridas hermanas mías. — saludo Deán metiéndose en medio de las dos mientras nos rodeaba por hombros. — ¿Ya escogieron a sus protectores? — preguntó divertido. — yo estoy dudando entre una hermosa elemental y un poderoso demonio, porque ya escogí a ese ángel de ahí. — señaló a una bella ángel de cabello rubio hasta la cintura, ojos azules y labios rosados al igual que sus mejillas. — Yo escogí a un ángel y a un demonio. — respondió Annie. Note que Roy estaba con mi padre que al parecer acababa de llegar. — Annie. — la llamó Roy, Annie volteo a verlo. —sabes que los ángeles y demonios no se llevan bien. — Annie sonrió y camino hacia él. — ¡Roy! — se acercó y lo abrazo de lado pasando su brazo por encima de sus hombros. — es mi decisión ¿no? — dijo con sarcasmo. — Tienes razón, es tu decisión. — dijo serio. — Annie ¿hablas enserio? — pregunto Deán. — ¡Si! ¡Es en serio! — se alejó de Roy y se cruzó de brazos. — no voy a cambiar de opinión. — Annie se marchó directamente hacia nuestro padre Adam quien era un alcahueta con ella. Deán suspiró, y luego me miró. — ¿Y tú? — fruncí el ceño sin entender. — ¿ya has escogido? —negué con la cabeza. — algún ser mágico que te llame la atención — dude en si contestarle sinceramente o no... — Ese ángel. — señalé al chico. — pero no estoy segura... — dije. — Bueno, puedes escoger a cualquier ángel, con que no sea tu asignado esta bien. — dijo Deán, y ese era mi problema. — se que escogerás bien, ahora vamos, mi madre hablará para despedirse. — asentí y lo seguí, Roy hizo lo mismo en silencio. — Bueno mis queridos amigos, les agradezco que todos ustedes hayan decidido venir a apoyarme, como ya les dije antes a cada líder, mis hijos escogerán a sus protectores y les será avisado tan pronto la decisión este tomada. Gracias a todos por venir. — terminó de decir mi madre, la multitud se inclinó en una reverencia para luego irse por grupos. — Después debemos tomar la decisión y comunicársela a tía Blue. — dijo Roy desde atrás de nosotros. — Tienes razón Roy, ¿Qué criatura mágica escogerás? — pregunté. — Mi tía Madison es elemental al igual que tu madre, así que viendo lo increíble que son, escogeré un elemental. — A Maddie le había costado mucho descubrir su poder de elemental, pero era obvio que si podía recitar hechizos también podría tener un elemento que la caracterizará, y así fue, lo descubrió con el tiempo y lo entreno para ser una de las mejores. — mi tía será mi protectora. — dijo seguro. — y mi protector será... — antes de que pudiera terminar, Roy fue interrumpido por alguien que apareció detrás de mí. — ¡Hey! — alguien tocaba mi hombro, me giré de inmediato y me fijé que era uno de los demonios, él me sonrió. — soy Royer, tu eres Loany, he querido conocerte desde que naciste, pero no conocerte desde una simple visión de lo que haces sino así, estar frente a ti y poder tocar tu rostro. — sin poder decir nada él tocó mi rostro haciéndome sentir una sensación única y nueva para mí. — soy tu asignado, y tú eres tan dulce. — su mano aún seguía acariciando mi mejilla, la retire incómoda pero sin dejar de mirarlo sorprendida. — Loany, mi madre ha pedido que vayamos a su despacho para poder hablar de... — Annie planto su mirada en Royer. — eres su... — él asintió. Annie río, la mire sin entender. — ahora sabes que no puedes escoger a nadie más ¿verdad? — dijo Annie mirándome. Baje la mirada, no sabía que sucedería si los elegía a los dos, sería peligroso. No debía. — Bueno, te espero en el despacho de mi madre. — me dijo. — adiós, espero verte luego. — dijo dirigiéndose a Royer. — Yo también lo espero. — susurro él. Lo mire desconcertada. — me tengo que ir, hasta luego Loa, ¿Puedo llamarte Loa? Todos lo hacen y me gusta. — sonrió. — Adiós Royer. — dije mirándolo, anonadada. Él sonrió. — Nunca me digas adiós, por que nunca me iré, di hasta luego. — sonrió. — tú voz es tan hermosa como tú rostro, tus ojos son tan verdes como aquellas joyas que los humanos tanto codician, tu piel es tan blanca, tu cabello es tan amarillo que a veces creo que el sol lo hace brillar, podría verte todo el día. — sonrió.¿Qué acaso los demonios no eran despreciables? — amo mi trabajo gracias a ti, odiaba siempre tener a un humano, es muy fácil manejar sus mentes en cambio la tuya... — me miró. — siempre quieres hacer lo correcto y eso me divierte, eres una tarea dura. — no pude evitar sonreír. — estaré en tu cabeza tratando de que está vez hagas lo incorrecto, así deba aceptar que escojas a ese ángel, siempre quieres ser justa. — rodó los ojos. — ahora me voy, nos veremos pronto. — Sus alas negras se extendieron y pude ver lo gigantes que eran, sus ojos negros brillaron y entonces nuevamente acarició mi rostro para luego besar mi frente y dejarme confundida, acto seguido y con gran rapidez se giró y alzó el vuelo junto con los demás. — Loa, ¿Escogerás a tus asignados? — pregunto Roy con preocupación, sin verle seguí mi camino directamente al despacho de mi madre. Ahora estaba más que confundida. Mi padre se encontraba ahí y al verme corrió hacia mi y me abrazó, beso mis mejillas haciéndome sonreír, era su costumbre desde que yo era una bebita. — ¡Hola mi princesa! — dijo feliz. — Padre. — sonreí. — ¿Estas lista para dar tu decisión? — preguntó. Sonreí, no le diría nada. — se que has tomado la mejor decisión. — dijo seguro y orgulloso. Me sentía mal por mi padre que siempre quería que yo diera lo mejor y confiaba tanto en mí, quizá por eso yo era la buena. — Tengo aquí los expedientes de cada ser mágico que ha estado aquí, pasaré por cada uno de ustedes y veré cual ha sido su decisión, el expediente de su protector se apartará de los demás tan pronto yo pueda verlo en mi visión. — informó mi madre. Los dones de mi madre habían mejorado, ahora podía ver lo que tú veías o pensabas con solo tocarte y así era la forma en que descubriría mi pésima decisión.
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