ALEXANDER... La veo salir de mi oficina con la frente en alto y me derrumbo, voy hasta el minibar qué hay en mi oficina, tomo la botella de Whisky y bebo directamente de ella, siento el calor del trago quemar mi garganta y ruego de que eso logre adormecer el dolor de mi pecho. ¿Cómo pudo hacerme esto? - ¡JODER!!! – digo lanzando la botella haciendo que se estrelle contra la pared. Yo la amo demasiado, ella lo es todo para mí y me está matando la sola idea de que ese hijo de puta haya acariciado su delicada y suave piel, besado sus deliciosos labios, haya disfrutado de su sexo. Me enferma la sola idea, pero lo que más me duele es su embarazo y lo estúpido que fui. Por supuesto que ese bebé es mío, hemos tenido demasiado sexo y que yo recuerde ni una sola vez nos hemos cuidado. Salgo