ALEXANDER...
La veo hablar por teléfono caminando de un lado a otro algo exasperada y sé que es hora de volver a Nueva York ya que el trabajo llama. Bajo la mirada a mi mano y sonrío al ver la alianza en mi dedo.
Me casé con mi primer amor, la mujer más perfecta que puede existir y el amor de mi vida, me siento el hombre más afortunado del mundo al tenerla a mi lado.
- Debemos volver – me dice sentándose a mi lado en el sofá y al parecer no le gusta la idea.
El día de ayer la pasamos todo el día en la cama y no precisamente durmiendo, en la noche ella se ofreció hacer la cena, pero me negué rotundamente y salimos a cenar. Hoy en la mañana fuimos a la playa un rato, pero ese maldito bikini rojo que llevaba puesto me puso tan caliente que volvimos lo más pronto posible al a
