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840 Palabras

Abby Esto se sentía bien, de hecho se sentía muy bien. Pero sabia que no era normal despertar con alguien abrazando mi cintura. Lo malo es que era muy cómodo para echarlo. Mientras me acurrucaba más en el calor que desprendía este cuerpo duro, caliente y cómodo, comencé a espabilarme y sabia que cuando me dormí estaba sola en la cama. Intentando zafarme del fuerte brazo en mi cintura, comienzo a retorcerme, rozando lo que solo podía definirse como problemas. Aunque muchos lo llamarían una erección mañanera. -Mmm... fosforito- el maldito desgraciado se había acostado en mi cama cuando me dormí. -Michael ¿Qué diablos haces en mi cama? Estabas durmiendo en el sofá- espete aun luchando contra su agarre, solo quería alejarme antes de hacer una locura. -Estaba incomodo y tu estabas a

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