Michael
Siete horas. ¡Siete jodidas horas! Habían pasado y aún no tenía ni una maldita pista de donde se encontraba mi compañera.
Miles de preguntas rondaban en mi cabeza y no quería responderlas por miedo a que se hicieran realidad…
¿Dónde estaría? ¿La estarían tratando bien? ¿Quién demonios era el maldito cobarde que se atrevió a llevárselas?
Esas eran algunas de las preguntas que rompían mi tranquilidad. Temblaba como un adicto que no había tenía su dosis.
-Ya me estoy cansando de esperar a que ese jodido inútil mueva el trasero y encuentre a mi mujer- gruñó demasiado molesto Ryan.
-Cálmate tú también, logramos calmar al grandote con complejo de minion y ahora empiezas tú. ¡No me jodan!-ante eso levantó mi mirada, dirigiéndola a Robert.
-¿Quién dijo que estoy calmado? Simpl
