Abby Estaba asustada, pero no quería darles el gusto de verme derrotada. Me encontraba atada a la silla de las manos y los pies, pero mis ojos y mi boca continuaban libres. Miré a Abril, quien estaba muy tranquila. Al igual que yo, estaba atada, pero no compartía mi miedo. -Los comerá el lobo ¿Saben? Y estaré mirando, mirando muy atentamente- exclamó Abril con una simple sonrisa. ¿Qué diablos sabia ella, que la hacia sentirse tan segura? ¿Y qué lobo iba a comerlos? Quizás eran las hormonas, o también podría ser una especie de metáfora. Y el lobo ser la justicia que tarde o temprano los atraparía. Sea lo que sea, sabía que la mantenía tranquila, algo esperanzador en su estado. -Será mejor que te calles dulzura o terminaré tapando tu boquita ¿Quieres eso?- miraba al estúpido