Emma había pasado por mucho desde pequeña, lo admirable de ella es que siempre encontraba la manera de anteponerse a los problemas, de adecuarse; sin embargo, una vez más, cuando creía que ya no había razón para temer a Anna, su miedo se hizo realidad presentándose frente a ella con una sonrisa fingidamente cálida al lado de su madre. Por precaución de que su padre escuchara la llamada, Emma había estado utilizando los audífonos durante todo el camino pues no había cortado la llamada, incluso cuando se bajó del carro; razón por la que, para suerte de ella, sus amigos estaban escuchando todo al otro lado de la línea. — ¿Qué fue eso, Emm? — Paola fue la primera en prestar atención a la voz de fondo. — ¿Hay alguna visita? — Emma no dejaba de sostenerle la mirada, apretando fuert