— ¿Qué rayos fue eso, chiquita? — Preguntó emocionada. — Pensé que habíamos dejado a la malvada Emma enterrada en la secundaria. — Sí, solía ser una chica mala en secundaria. Pero, no de ese tipo de chicas malas que va de fiesta en fiesta y coquetea con todos, era realmente malvada en todo el sentido de la palabra; Paola y yo le jugábamos bromas pesadas a los chicos que andaban jugando a los machitos donjuanes y hacían llorar a las niñas, éramos una especie de justicieras de ese entonces. Básicamente sucedía porque parábamos muy poco tiempo juntas en la secundaria, está era nuestra manera de crear anécdotas inolvidables porque nos metíamos en muchos líos; bueno, nada de eso hubiera sido posible de no ser por Paola quién es buenísima en artes marciales, entre otros deportes, su pasat