— Emma, pásame la salsa, por favor. — Escuchaba la voz de mamá a lo lejos. Me había sentado frente a ella, al costado de Pool, Mike a la derecha de mi madre y papá en el asiento principal. — ¿Emma? Ay, pero es que esta niña solo está en cuerpo. — Renegó. — Adolfo, pásame la salsa por favor.
Ya había vuelto a la realidad otra vez, pero no podía emitir palabra alguna; me sentía extraña siendo parte de esta escena, no podía ni pasar el último bocado que cayó a mi boca. No podía dejar de sorprenderme la naturalidad con la que estaban comunicándose como si nadie aquí tuviera algún problema con uno de los invitados.
Si no lo han adivinado todavía, me refiero a Pool. ¿Qué rayos? Hasta ayer mamá apenas y pasaba escuchar su nombre en la casa, y ahora lo tenía frente a ella sirviéndole del a
