El viernes pasado no pudimos salir por unos traguitos, tuvimos que cancelar los planes por trabajo muy bien remunerado de último minuto; como fuera, ya para el fin de semana, exactamente el domingo, estábamos libres así que luego de haber estudiado por dos días consecutivos sin descanso, nos fuimos de parranda. Las cosas terminaron bien, nada que podamos arrepentirnos salvo de esta enorme resaca un lunes a primera hora. En realidad, yo no recuerdo ni como llegué a casa, pero lo bueno es que amanecí con Paola, lo cual significaba que no habíamos sido tan irresponsables; solo debíamos tomar algo para manejar esta resaca y poder estar mejor para dentro de unas horitas que comenzaban los exámenes. Cuando llegamos a la universidad, ambas estábamos algo más relajadas después de algunas tasita