La noticia la tomó por sorpresa, dejándola sin tiempo para prepararse. Para cuando terminó su trabajo, el reloj casi daba las cinco de la tarde. Anneli presionó el botón del ascensor, señalando su ascenso al piso treinta y ocho. Para su sorpresa, cuando las puertas del ascensor se abrieron, Marceau apareció en una silla de ruedas. Parecía desconcertado cuando Anneli se acercó a él voluntariamente. "¿Planeas unirte a Harvillston?" preguntó. Anneli, momentáneamente sorprendida, casi lo había olvidado. "No, vine a preguntarte si asistirás a una fiesta de bienvenida esta noche". La lengua de Marceau rozó la parte posterior de sus dientes, una clara señal de su disgusto por la persistente negativa de Anneli a unirse a su compañía. Deseaba tener a Anneli bajo su atenta mir

