Llevo más de cuatro horas resolviendo problemas, ya hablé con el abogado, ya pacté una cita con él para mañana y así firmar los documentos correspondientes, también pedí que reunieran a todos directivos de las diferentes áreas de la empresa para dentro de dos horas y solo me queda ultimar los detalles de mi presentación. Estoy completamente concentrada en las diapositivas de la presentación, cuando golpean a mi puerta. —¡Adelante! —digo lo suficientemente alto para que me escuchen y rápidamente la puerta se abre. —Como sé que no saldrás a almorzar porque estas terminando con eso, te traje el almuerzo —me dice Álvaro entrando con dos bolsas de uno de mis restaurantes favoritos en sus manos y no puedo más que sonreír. —¿Es lo que yo pienso? —pregunto con un poco de emoción y ríe. —