Al día siguiente Si fuera por mi esposo tendría que haberme quedado en la cama descansando tal y como si estuviera enferma, pero la realidad es que no tengo tiempo para eso. La empresa me necesita y debo hacerme cargo de todos los problemas que han estado surgiendo últimamente, así que después de convencerlo de esto y de que aún nadie supiera lo del embarazo, aquí estoy sentada detrás de mi escritorio haciendo algunos ajustes a las proyecciones financieras en la computadora. Llevo más de una hora trabajando en esto cuando de repente suena la línea directa de mi oficina y sin mirar al identificador de llamadas, contesto. —Hola —digo y continúo trabajando en la formula en el documento. —Kaie Cabassi, no es momento que reclames la herencia de tu abuelo, hay muchas cosas que no sabes aún —