Al día siguiente La palabra dormir parece que ha sido borrada de mi diccionario y es que en realidad después de llegar del hospital ayer, intente no pensar más en todo lo que ocurrió, pero fue imposible. Cerraba los ojos y los recuerdos del día que me entere de la muerte de mis padres regresaban a mi cabeza una y otra vez. Álvaro me abrazo fuerte contra él e intento hacer que me calmara, pero todo fue casi imposible ya que la angustia se apodero de mi como hacía mucho no lo hacía. Me siento en la cama lo con la intención de levantarme, pero de repente la puerta de la habitación se abre y allí está mi esposo con una bandeja de desayuno en sus manos. —Buenos días hermosa, ¿Cómo te sientes? —me pregunta de esa manera tierna que tiene de hacerlo y a pesar de todo, sonrió porque él provoca