Capítulo 1 – la llegada del nuevo coronel.
Saray Evans POV.
Me paso la mano por la frente, estoy llena de sudor, sin mencionar la arena y la suciedad que cubre mi cuerpo y mi uniforme, una hora entrenando en el batallón de artillería me está pasando factura.
–Williamson quiere vernos muertos – bufa Zoé a mi lado mientras intenta limpiarse el barro de los pantalones.
–¡Ya sé! Creo que quiere dejar un legado aquí como el mayor cretino del mundo – ruedo los ojos.
–Eso ya lo hizo, no era necesario que nos hiciera comer tanta mierda antes de irse – Zoé se queja cuando se da cuenta de que su cabello rubio está completamente enredado y lleno de arena – odio estas pruebas de campo.
–Debimos haberlo pensando antes de meternos en la milicia, cariño – le doy un codazo amistoso a mi mejor amiga y entonces ambas vamos a los baños.
Dejo mi uniforme sucio en el casillero con la nota mental de llevarlo a la lavandería lo más pronto posible, me suelto el cabello que está acomodado en un moño bajo redondo y apretado, agarro la toalla y voy hasta las duchas con Zoé siguiéndome tras de mí.
–Esta noche regresa mi hermano – me grita al tiempo en que abre la llave del agua caliente, lo sé por el humo que sale de inmediato.
Yo prefiero el agua fría, mantiene mi piel tersa y me hace más valiente, o eso es lo que siempre me dijo mi madre, quiero creer que ella tiene razón, asi que cuento hasta tres y me meto bajo el chorro.
–Espero que el imbécil de Gabriel tenga paciencia con nosotras, es decir, eres su hermana y yo soy tu mejor amiga, eso debe contar para algo, ¿No?
–No Saray, Gabriel no tiene compasión de nadie, es un jodido amargado.
–Sigue siendo igual, ¿Eh? – creo que la última vez que vi a Gabriel Campbell fue hace tres años en la ceremonia de ascenso a teniente de Zoé.
Aún recuerdo sus gélidos ojos color azul, sus cejas y pestañas espesas y rubias, su mandíbula cuadrada y su cabello corto rubio perfectamente peinado, recuerdo como si hubiera sido ayer la forma en la que apretó mi mano para saludarme, el corrientazo eléctrico, la sensación que me generó, fue como haber tocado un tempano de hielo, como si hubiera saludado a una máquina.
–Gabriel no va a cambiar nunca – bufa Zoe – y le ha funcionado bastante bien, por algo será nuestro nuevo coronel en solo veinticuatro horas.
–Y no coronel de un batallón cualquiera – susurro – sino de la FUERZAS ARMADAS ESPECIALES DE AUSTRALIA (FAEA). Hay que tener muchos cojones como para conseguir todo lo que él tiene siendo tan joven.
–No le hagas saber que lo admiras – me advierte – mi hermano está harto de las mujeres que se ponen a sus pies, las trata como ratas, las utiliza un rato y después las desecha.
–Lo dices como si yo fuera a babear por tu hermano – ruedo los ojos – ¡Eso no va a pasar nunca, Zoé!
–Eso espero, sabes que no te perdonaría que pusieras las manos en el sitio equivocado.
Zoé es una chica celosa y posesiva cuando de Gabriel se trata, él es la única familia que le queda a parte de su padre y por eso se encarga de espantar a más de una de las trepadoras del ejercito que no quieren si no meterse dentro de los pantalones de Gabriel.
–Por mi puedes estar completamente tranquila – comienzo a quitarme el jabón de los pechos y del abdomen mientras me enjuago con el agua – y parece que se te olvida que voy a casarme.
–Ujumm – suelta.
–¿Qué significa ese “Ujumm”?
–Que estás comprometida hace un año y aun ni siquiera tienes fecha de matrimonio – reprocha – Aaron y tú ya deberían tener una fecha, un sitio e incluso las invitaciones de la boda. Apuesto a que ni siquiera te has probado un solo vestido de novia.
–No hemos tenido demasiado tiempo para la boda, Zoé, queremos casarnos, pero hemos estado demasiado ocupados, Aaron sale de una misión para otra, y yo… bueno, ya conoces mis horarios, trabajamos veinticuatro horas al día los siete días de la semana, no tengo todo el tiempo del mundo como el resto de las novias – respondo al tiempo en que salgo de la ducha y me envuelvo el cuerpo en una toalla del color militar, azul egipcio.
–Entiendo que no tengas tiempo, eres capitán de toda una compañía – dice de forma obvia – pero si en realidad quieren que este matrimonio suceda, en algún momento deben hacer tiempo, sacarlo, ¿De dónde? No sé, eso es algo que ustedes dos deberán arreglar.
Me muerdo el labio inferior, Zoé tiene razón, yo misma le he dicho esto muchas veces a Aaron, pero me siento estúpida, es decir, él está afuera en países como Bélgica luchando contra el narcotráfico, mercenarios y grupos terroristas y yo no quiero joderle la vida con el color del ponqué de matrimonio.
–¿Qué opina Aaron de todo esto del matrimonio?
Trago saliva y miro al piso de forma nerviosa – como te dije, no hemos tenido mucho tiempo de hablar – «Ni de muchas otras cosas tampoco»
–Llévalo al altar antes de que alguien más se te adelante – murmura – eres hermosa, Saray, eres como la mujer perfecta, pero recuerda que estamos en un estanque de víboras, y Aaron es joven, tiene un alto rango aquí dentro y además tiene un culo de infarto… yo que tú le pondría la soga al cuello más tarde que temprano – Zoé me guiña el ojo y sale de los baños.
Yo niego con la cabeza, definitivamente esa chica está completamente loca, es muy extraño que ella y Gabriel siendo hermanos sean tan diferentes, a Zoé le falta un tornillo, en cambio Gabriel los tiene todos demasiado apretados, Zoé es apasionada y Gabriel es un jodido hielo.
¡Agh! No sé cómo será trabajar con él, solo espero que no se comporte como un completo imbécil. Por lo menos no conmigo.
Me pongo el uniforme limpio y voy a la torre de las habitaciones, esta noche no iré a dormir a mi departamento, mañana a primera hora debemos estar en la ceremonia de nombramiento de Gabriel como coronel y no quiero llegar tarde, no quiero darle la menor oportunidad para que pueda poner el ojo encima de mí.
Llego al cuarto piso, saco las llaves que cargo en el bolsillo del camuflado y abro la puerta.
Mis ojos se iluminan cuando veo al hombre que está frente a mí.
–¡Cariño! – chillo y corro hacia él, me cuelgo encima de su cuerpo, rodeo su cintura con mis piernas y lo abrazo por el cuello – ¡No puedo creer que ya estes aqui!
–Hola Saray, te eché mucho de menos – susurra en mi oído al tiempo en que sus manos grandes y ásperas se aferran a mi cintura.
–¿Cuándo volviste? ¿Por qué no me avisaste?
–Quería darte una sorpresa – dice con su voz profunda mientras me deja sobre suelo firme nuevamente.
–Es la mejor sorpresa del mundo – vuelvo a abrazarlo – después de tres meses separados volver a verlo se siente como volar en una nube, ¡Dios! Lo extrañé demasiado.
–Saray – él susurra mi nombre y yo siento que me derrito por dentro.
Levanta mi rostro, pone sus manos a cada lado de mis mejillas, yo me pongo en puntitas para alcanzar su boca y entonces dejo que me bese, su lengua se cuela dentro de mi boca, sus dientes muerden sutilmente mis labios y sus manos me recorren de norte a sur, su contacto hace que me encienda de inmediato.
Estoy mojada, no he tenido relaciones en mucho tiempo y una tiene sus necesidades. Me pego más a él y comienzo a quitarle la ropa que tiene puesta, suelto un gruñido y jadeo cuando su mano toca mi culo y lo aprieta.
–Saray, espera – me detiene.
No dejo de besarlo, lo necesito y lo quiero dentro de mí en este preciso momento, Aaron se fue hace tres meses para su misión en Bélgica, pero la verdad es que no hemos tenido sexo hace casi cuatro meses y no lo soporto más, mi libido me pide acción.
–Saray, ¡Detente! – me aleja de golpe y yo siento como si me hubiera ciado un balde de agua fría encima.
–¿Qué pasa? – cuestiono con frustración.
–Acabo de llegar, estoy un poco cansado, solo quiero que nos acostemos en la cama y que pasemos un rato juntos.
Frunzo el ceño – ¿Estás hablando en serio?
–Si, ¡Joder! No se va a acabar el mundo, acabo de regresar y solo quiero pasar un rato contigo, pero vienes y te comportas como una maldita ninfómana – suelta con rabia.
Quiero gritarle mil cosas, dentro de mi cabeza se pasan infinidad de insultos que podría decirle ahora, ¿Como una ninfómana? ¡Es mi prometido! ¡joder! Se supone que esto hacen los prometidos, y que yo recuerde nosotros no acordamos ningún voto de castidad.
–Lo siento – me llevo un mechón de cabello tras la oreja – ha pasado demasiado tiempo y te extraño.
–Yo tambien te extraño, pero compórtate un poco – Aaron se tira en la cama y me hace espacio para que me acomode a su lado.
Obedezco, no quiero sonar fastidiosa y quejumbrosa, además que sus palabras me han bajado toda la calentura, ahora lo único que quisiera es darle un puño por haberme llamado “maldita ninfómana”.
–¿Te pasa algo? – cruzo los brazos sobre mi pecho.
–Estoy algo fastidiado – se pasa la mano por el cabello.
–¿Por qué?
–Mañana regresa Gabriel Campbell al batallón.
–¿Y qué pasa? Tu eres el mayor, él es solo el coronel, estás por encima de él, no entiendo cuál es el problema.
–El problema es que tenemos historia, y creo que debo advertirte antes de que llegue.
–¿A qué te refieres con historia?
–Gabriel y yo tuvimos problemas en el pasado, es probable que vaya a querer desquitarse contigo ya que no puede hacerlo conmigo, asi que necesito que me mantengas informado de todo.
–¿Qué problemas tuvieron?
–Confórmate con saber que no somos amigos – espeta con seriedad, no va a contarme de que está hablando, y me jode que no confíe en mi como para decirme la verdad – ¿Vas a mantenerme informado de todo? – pregunta agarrándome de la barbilla.
–Si.
–Buena chica – me da un pico en los labios.
–¿Eso es todo lo que te molesta? – no puedo dejar de sentir que algo anda mal, no me refiero solo a su misterio con Gabriel sino a nuestra relación.
–Si, solo eso – suspira – Gabriel Campbell va a ser como picazón en el culo.