— ¿Yo? —Eric soltó una carcajada—. ¿Gustarte? Por favor… —dijo irónico—. A ti te gustan los engreídos, esos con dinero, popularidad y autos deportivos —describió con exactitud a Scott. —Tú me criticas mucho sin siquiera conocerme —empecé a acariciar su cabello. —No necesito conocerte más para saber cómo eres —contestó seguro. —Ya te lo dije, Eric —dije mientras me acercaba lentamente a sus labios—, voy a hacer que te tragues tus palabras —susurré sobre sus labios, los cuales entreabrió esperando que lo besara. Pero al contrario, lo solté y de un brinco bajé el escalón. Sacándole la vuelta, caminé hacia la puerta. En segundos, Millie y Ethan bajaban las escaleras. —Eric —dijo el pequeño—. ¿Puedo ir a casa de Carlos? —perfecto, tendríamos la casa para nosotros solos. —Está bien, per

