Josh no dijo una sola palabra más cuando subí al coche y arrancó, pero pude ver de reojo como se le hacía casi imposible ocultar su sonrisita. Lo detestaba. Sin embargo, si se sentía invicto con esto tuvo la decencia de no hacérmelo saber.
Más le valía.
Nuestro silencio era amortiguado por Ferris Wheel resonando por todo el coche. Mantuve la mirada en la carretera. Pequeñas gotas de lluvia empezaron a decorar los vidrios. No había escuchado nada en el pronostico de la mañana que indicaran lluvia para hoy, pero al parecer se equivocaron. El cielo parecía, a medida que avanzábamos, cada vez más nublado.
Empecé a tamborilear los dedos contra mi pierna al ritmo de la canción, no sabía porqué, pero mi cabeza terminó asociando la letra con el momento en el que mi ex me la dedicó después d
