XXXVI

2322 Words

—¡¿Cómo pudiste ser tan imbécil, Nick?! —gritó Sabrina, estampando una botella contra la pared. —No sé, suegra estaba hablando de negocios y desapareció. Busqué por todos lados, llamé a los guardaespaldas y nada —frotó sus cabellos de frustración. —¡¡¡Lárgate a seguir buscando!!! —ordenó, perdiendo la cordura la elegante mujer—. Maldita sea, Margaret, responde el maldito celular —mencionó molesta. —Jefa, tengo información que puede dar con la localización de su hija —ella volteó, para encarar a su empleado más fiel. —Dime, Abelardo —exigió rápidamente. —Estuve averiguando en las aerolíneas, para ver si su hija había salido del país, pero no fue así, sin embargo algo interesante salió a relucir —habla Abelardo con elocuencia—. Oliver Sanders, acompañado de dos personas más, vinieron a

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