#TREINTA Y DOS. - No quiero esas flores ahí, mi nieta odia los tulipanes. Y no, tampoco quiero a esa alfombra verde simulando ser pasto cuando no lo es. Llevé mis dedos a mis ojos tallándolos suavemente. Mi abuela se había auto nombrando organizadora de bodas, y era ciertamente una pesadilla. Estaba a unas horas de casarme, estaba todo desorganizado y no encontraba a Killian, el maldito imbécil Vahamonde. Mi prometido no pudo elegir mejor fecha que esta para desposarme. Porque si aún no sospechan si, estoy con unas hormonas del demonio. Tenía dos meses de embarazo, casi no se notaba solo un pequeño bulto. Amaba a este pequeño bulto, admito al principio me estrese. Pero reconozco que mi sueño siempre había sido poder tener un bebe. Toda la familia lo amaba, me cuidaban en lo más mín

