Epílogo. – ¡No puedo creer que esté haciendo esto! ¡Cielos! ¡Duele! Es la última vez que lo hacemos. – Tranquila, hiper ventila. Respira profundo cariño, después exhala. – ¡Tranquila y una mierda! ¡Esto es tu culpa! Llama a Sámara rápido si no quieres que te arranque tus preciadas bolas, cariño. – Muy bien, ya estoy aquí. ¡Cielo santo! ¡Que panza tan gigantesca! — me sorprendí de ver aquella panza de embarazada, Jay me miro fulminante reí un poco, Lydia estaba hiper ventilando constantemente. – ¡Dejen de charlar! ¡Se me rompió la bolsa! ¡Me estoy desangrando! — pero que exagerada, para ser su tercer embarazo pareciese que se está muriendo. Conduje rápido hacia un hospital, resulta que no estaban en su manada por lo que tuvieron que recurrir a mi, y ya que yo no pienso tocar ahí abaj
Download by scanning the QR code to get countless free stories and daily updated books