Termino de desayunar y solo pienso en que puedo darle a Kenia, y como saber que vestido le gusta. —¿Qué haces Lilian? —Me pregunta Kenia. —Nada, porque lo preguntas, me asustaste porque siempre entras así, algún día tendré un ataque. —Lo siento, no encontraba las llaves de tu casa, ¿por qué será? Cuéntame —me dice Kenia muy emocionada. —No te diré nada, eres muy pervertida. —Solo dime, si o no paso —me dice Kenia muy emocionada. —Si paso, pero no te daré detalles —le digo. Kenia grita muy emocionada. —¡Si amiga! Creí que cuando murieras escribiría en tu lápida, "Señor te la mando devuelta sin ser usada" —Me dice Kenia mientras se ríe. —Por esa razón no te quería decir nada —le digo muy molesta. Mi abuelo que está en la sala con papá, escucha nuestros gritos. —Hija no seas tan