Señorita Ford

CAPÍTULO 1

Cuatro años atrás

Le doy las gracias al taxista que me ha dejado en mi casa mientras le entrego el dinero del pasaje, le deseo un excelente día y este asiente deseandome un buen día también. Bajo del taxi y este se aleja de mi campo de visión. A como mi bolsa sobre mi hombro para poder buscar las llaves para entrar a mi casa.

Quién me recibe es mi madre, camina hacia mi con pequeños pasos de elegancia, abre sus brazos y me abraza mientras deposita besos sobre mis mejillas.

-Hija.¿Cómo te fue en tu entrevista de trabajo?-pregunta mientras me toma de la mano para dirigirnos a la sala y sentarnos-¿Te dieron el trabajo hija?.

-¡Si mamá! ¡Tengo el trabajo!-exclamo mientras me levanto del sofa, mi madre me imita y nos abrazamos con mucha fuerza.

-¡Estoy tan orgullosa de ti!

-Con ese dinero te ayudaré con el tratamiento para el cáncer.

Hace un mes le detectaron cáncer de mama a madre, si bien no ha avanzado mucho queríamos que todo saliera bien.

-Hija, ese dinero lo puedes ahorrar para comprarte un auto y así irte a la universidad, recuerda que hemos ahorrado todo este tiempo para que seas una profesionista.

-¡Lo se madre! Pero puedo aplazar un poco eso, lo importante es tu salud-comento mientras tomo sus manos, ella acaricia mi rostro y me sonríe.

-Eres una buena hija. Pero te parece si vamos a contar el dinero, podemos hacer un presupuesto y así saber la cantidad de dinero que hace falta.

-¡Esa es una excelente idea! - exclamo mientras subimos las escaleras para dirigirnos a la habitación de mis padres-Te imaginas madre seré asistente del gerente del banco, pero con ese dinero lograremos muchas cosas.

-Yo lo se hija-comenta mientras busca en su closet la caja con el dinero.

-Quiero que sigas viviendo muchos años madre, no se que haría sin ti, no me puedo imaginar una vida sin ti.

¡NO PUEDE SER!-exclama con mucja fuerza mi madre, que me levanto de la cama dónde hace unos minutos atrás me habia sentado.

-¿Qué dices? -pregunto nerviosa y ansiosa, intentando comprender si escuché bien.

-El dinero no esta, no esta hija-comenta mi madre para sentarse sobre la cama.

-¿Estas bien?-pregunto con voz preocupada al observar su piel pálida.

-Si, solo es la impresión del momento. No entiendo que fue lo que pasó, los únicos que sabesmos de este dinero somos tu...

-Y mi padre.

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La puerta se abre mientras mi progenitor se cae de lo borracho que se encuentra, me levanto con molestia de las escaleras, mientras mi madre también las baja, brinco las escaleras hasta llegar a la puerta.

-¡Hija! Mi hermosa y única hija...hasta yo dónde...digo hasta yo se.

Mi madre cierra la puerta de la entrada para ponerse frente a esta mientras extiende sus brazos protegiendo la única salida, en su rostro se refleja el miedo de la situación que esta observando.

-¡No me digas hija!

-Ahora que fue el mal que yo hice-comenta mi padre mientras se sienta en la sala y bebe de su botella, el olor a alcohol se hace presente en mis fosas nasales y las náuseas también.

-Más bien que no has hecho, quiero que me contestes algo.

-Hija, dejame hacerlo, tienes las misma actitud de tu padre.

-De acuerdo hazlo tú-comento rendida.

Madre se acerca a mi padre y le sonríe amorosamente, estoy segura que está usando sus conocimientos en psicología.

-Steven cariño. ¿Tú te llevaste el dinero para la universidad de Pauline?

-Si-comenta entre risas, en estos momentos quisiera ahorcarlo con mis propias manos, mi madre me regaña con su mirada-Además, de que le va a servir si ya tiene la bida resulta.

-¡No tengo mi vida resulta! Me acaban de dar un empleo que no voy a dejar. Así que te pido que regreses ese dinero.

-¿Para qué? - pregunta mi padre sin entender nada.

-¡Pará ir a la universidad!-exclamo con mi tono de voz más alto de lo normal, mi propio padre me esta sacando de mis casillas.

-Ya te dije que tienes la bida resulta.

Antes de qud comente algo mi madre entra a la conversación, chillo de la impotencia que estoy sintiendo en estos momentos.

-Steve ¿Qué hiciste con ese dinero?

-Lo perdí todo apostando.

Nos quedamos sin palabras por lo que acabamos de escuchar, mi madre solo se sienta en el sofa y me pongo firmemente frenye6a mi padre.

-¿Qué tu hiciste que?

-Que lo perdí apostando, perdí los cuarenta cinco mil dólares. Pero eso no es todo.

-¿Hay más?

-Si, mira, ya que perdí todo ese dinero, me prestaron los dueños del casino, y también los perdí, y como no tenia para pagar esa cantidad de dinero, te puse a ti como garantía, estarás con el dueño, seras su mujer y le tendrás que dar todos los hijos que quieras, ya no vas a necesitar trabajar, ni estudiar una carrera. Ahora entiendes porqué tienes tu vida resulta.

Mi madre comienza a llorar por las palabras que acaba de escuchar proveniente del hombre que se hace llamar mi padre, abrazo a la mujer que me dio la vida mientras mis ojos se dirigen al cuerpo de mi progenitor quién esta borracho.

-¡ERES UN POCO HOMBRE! NO SIRVES COMO ESPOSO, MUCHO MENOS COMO- mi furia es tanta que prefiero calmarme para evitar decir algo de lo que me pueda arrepentir.

-¿CÓMO LE PUDISTE HACER ALGO ASÍ A TU HIJA?-mi mamá también esta furiosa, intento que se calme y ella me obedece.

-Acaso no pudiste pensar en nosotras-comento más calmada.

-¡Callate maldito estorbo!. ¡Tu has arruinado mi vida! Deje de hacer muchas cosas por darte de comer a ti y a tu estúpida madre, que ya ni vale como mujer.

-¡NO TE DIRIJAS DE ESA MANERA A MI MADRE!.

-¡YO HABLO COMO SE ME DE LA GANA!.-grita mientras tira la botella de cerveza al piso y está se hace añicos.

-Cómo pudiste ser capaz de hacer algo como eso. ¿En que estabas pensando?-pregunta mi madre mientras su voz se hace añicos.

-Estaba pensando en mi. Ahora vas a hacer lo que yo te digo. Por algo te tuve. Escuchame muy bien esd hombre es un narcotraficante y tenía un plazo de una semana para pagar doscientos mil dólares, no los podía pagar, mucho menos en tan poco tiempo.

-Y por esa razón tuviste que ofrecer a tu hija-grita mi madre.

-Pedir dinero a un hombre, sabiendo qud es peligroso, tener un plazo de fecha de pago que no has cumplido, meternos en tus problemas y no sólo eso me diste como garantía. ¿Qué clase de padre eres tu?.

-Yo solo se que no quiero morir. Aparte el necesita una mujer.

-Me vendiste a mi para salvarte a ti mismo. ¡Eres un cobarde!. Te voy a decir algo y que te quede bien en claro. Esto lo hiciste mas por ti que por nosotras, pero lo que me hiciste jamas te lo voy a perdonar-comento entre lágrimas.

-¿Qué hiciste con ese dinero que te presto ese tipo?-pregunta mi madre sollozando.

-Me lo gaste todo, en mujeres alcohol y más apuestas, así que olvidate de tu carrera niña, porqué ahora vas a pagar con tu cuerpo o con lo que sea. Pero yo no me voy a morir. Le hacen como ustedes quieran.

El hombre sube las escaleras mientras se tropieza de borracho. Mi madre me observa con mucha tristeza en los ojos, en esos momentos dejo de ser fuerte.

-Me duele que ni siquiera nos aviso. Me vendió mamá, me vendió a un narcotraficante.

-Hija, vámonos lejos, con el poco dinero que tenemos.

-No tendría caso madre, mi padre me puso a mi como garantía, no lo matarían a él pero a mi me buscarían hasta encontrarme.

-No puedo creer que esto nos esté pasando. Ya no conozco al hombre con el que me case.

Recuerdo perfectamente que mi padre no era así, era un buen hombre y trabajaba en una reconocida empresa de San Francisco, incluso que su jefe era un buen amigo para él. Todo cambió hace dos meses que perdió su trabajo más lo de mi mamá.

En mi vida me hubiera imaginado algo como lo que me acaba de hacer mi padre, el gran hombre, tierno, inteligente, atento y cariñoso era solo una mascara una ilusión para mi.

Grito hasta que mi garganta arde ni siquiera me importa quedarme afónica en estos momentos. Madre me abraza y me separo de ella.

-Necesito un tiempo a solas-comento para salir de la casa, sin dinero, identificaciones o celular a pesar de los gritos de mi madres, no regreso. Un sujeto se pone frente a mi, lo observo bajo la poco luz de la luna.

-¿Pauline Ford?

Es lo que único que escucho antes de sentír cómo alguien me tapa la boca y un olor asqueroso se hace presentes antes de cerrar mis ojos.