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1083 Words
—Repito ¿buscabas algo o alguien?— Pregunta repetidamente el joven el cual Isis perseguía —Solo buscaba el baño, pero me perdí— Responde con voz temblorosa. El chico la mira de pies a cabeza y señala hacia un pasillo sin decir nada más. Isis tampoco dice nada solo se va por el pasillo que él indicó. –"Ese chico hizo que se me pusieran los pelos de punta, hasta se me quitaron las ganas de ir al baño"–Piensa mientras camina dirigiéndose a su posada. Al día siguiente... — ¡Isis ya levántate!— Llama alarmada Ingrid —Llevo cinco minutos intentando despertarte, rápido tenemos que ir a una reunión. — ¿Reunión?— pregunta confundida mientras se estira. —Ada llegó y dijo que había una reunión, que las musas lo dijeron en el desayuno— le informa Ingrid mientras se cepilla su rubia cabellera. —Desayuno que también nos perdimos, ¡Rápido Isis!— la toma de la mano y la lleva hacia el baño. Luego de esperar más de veinte minutos, Isis e Ingrid salen listas de la habitación. Isis lleva un vestido corto azul marino y un moño espelucado, e Ingrid un vestido corto blanco, su cabello suelto y en los pies ambas llevaban sandalias. Llegan al jardín en donde es la reunión y ya todos estaban reunidos, incluyendo las nueve musas. Todos posan sus miradas en ellas y las musas le señalan que se ubiquen junto con los demás. —Como seguía diciendo, espero que todos hayan descansado bien y lo suficiente para tener bastantes energías para el día de hoy, el cual será muy cansado— Habla una de las musas —iremos asignando grupos para que haga una tarea, ésta los ayudará a encontrar sus dones— hace una pausa y le pasa la palabra a su hermana Calíope. —No obstante todos deberán estar aquí presentes ya que cualquier día les podrá tocar y recalcar que deben ser puntuales...— ésta hace una pausa y mira a Ingrid e Isis —Sus tareas son simples, son de vida o muerte así que deberán de ser lo bastantes serios— dice pasándole la palabra a Clío. —Está bien, ahora pasen adelante...— habla mientras abre un sobre. —Ada, Eder, Lea y Martín— llama la musa captando la atención. —Ustedes tendrán un viaje de dos días y se dirigirán a Delfos, ciudad del Dios Apolo, para traer su oráculo— Mientras Clío dice esto, las otras musas les hacen entrega de varis herramientas que necesitarán en el camino y armas para defenderse. La musa abre sus ojos, soltando: —No es una tarea para nada fácil ya que deberán enfrentarse a un monstruo que atormenta la ciudad. Que tengan buena suerte— dice esto último y desaparecen en la luz las nueve musas y los cuatro chicos. —Chicos... díganme que estoy drogado y todo lo que está pasando es una alucinación— Habla Said, el chico vino. —Ya me he pellizcado más de tres veces ayer y llegue a la conclusión de que no, amigo— le responde York. Mientras ellos hablaban, Isis sentía la mirada fría del chico de la noche anterior. —Isis creo que alguien te quiere matar con la mirada— le susurra Ingrid e Isis asienta —Será mejor ir a comer, y de paso me haces saber el porqué te mira así. Camino a Delfos... —Bueno, es una tarea de dos días así que debemos hacer las cosas bien y ayudarnos como equipo— Habla Lea, chica de cabello castaño rizado, ojos verde claro y piel canela. —Ella tiene razón debemos hacer las cosas bien y ayudarnos como equipo— Habla Eder, chico de cabello rubio ceniza, ojos color miel y piel clara —Lo primero es saber a dónde nos dirigimos, ¿Alguien sabe dónde queda Delfos?. —Yo no, pero al parecer ella si sabe— responde Lea mientras señala a Ada, quien va caminando sola con su mochila dirigiéndose dentro del bosque. Ellos la siguen. Luego de una caminata silenciosa de más de media hora, Lea intenta romper el silencio diciendo: —Debemos conocernos, o decir algo, lo que sea para romper este silencio que me pone nerviosa— hace una pausa y señala al chico de cabello anaranjado zanahoria, lacio y ojos café —Cuéntanos de ti. —Me llamo Martín, vengo de Inglaterra y no tengo idea de quién coño soy hijo. Eder ríe, —Ninguno de nosotros sabe de quienes somos hijos, pero sí de donde venimos— hace una pausa mientras sube una enorme piedra —Yo me llamo Eder y vengo de Francia. —Yo soy Lea, de España— Habla mientras toma agua — ¿Y tú chica misteriosa?— se dirige a Ada pero ésta la ignora. —Oye, no es de muy buena educación ignorar a las personas— Habla Eder dirigiéndose a Ada. También lo ignora. —Mira chica rebelde, somos un equipo y estamos socializando y no me importa tu nombre, ni de donde vengas pero puedes por lo menos ser algo amigable e intentar socializar con las personas qué tal vez te salven la espalda— se dirige Martín hacia Ada algo molesto —Soy Ada y sigamos caminando. Lea le hace una mueca a sus espaldas, Eder y Martín ríen. Luego de una larga caminata, llegaron a una cueva y decidieron acampar ahí ya que estaba oscureciendo. Cada uno armó su tienda de campaña y al ver que más había en la mochila se percataron de que no había nada para comer. Se miraron las caras y salieron a cazar Lea y Martín. Ada y Eder se quedaron a cuidar las tiendas. —Eres una persona muy reservada, pero pude percatarme de que tienes un tatuaje en el brazo— Habla Eder, intrigado —Puedo preguntar... —No— Interrumpe Ada y se mete a su tienda de campaña. Ada era una persona fría, arrogante y reservada. No es culpa de ella, la vida que le tocó no fue tan fácil como la de los demás. Sin embargo, siempre se esforzó por ser la mejor en todo lo que hacía. En su escuela siempre fue el primer puesto de honor y luego cuando la metieron en las Fuerzas Armadas, era la más aplicada; exactamente el día que la trajeron al Olimpo la iban a ascender. Además de que su único amor falleció en batalla.
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