—Suficiente de abrazos hoy —nos interrumpió Rafael 2—Kayler, ya va siendo hora —dice. Cuando me separo de Kayler lo miro un poco triste. —Tranquila, todo va a salir bien, ¿confías en mi? —Sí —asentí. Me dio un último beso para después irse con los dos Rafael. En el camino se quitaron los zapatos y la camisa. Solo quedaron en pantalones. Yo me quedé aquí sola, mirando. A la orilla de la fogata había un pequeño altar, en donde ellos tres se montaron. Era alto, la luna azul estaba justo encima de ellos. Era media noche casi. Kayler se miraba seguro, parecía no tener miedo. Los dos Rafael si se notaban un poco nerviosos. —¡Luna, estamos aquí esta noche, para que purifiques y les des la fuerza total a tus hijos! —empezaron a exclamar todas las mujeres alrededor en tono unísono— ¡Estos son
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