—No puedo creer que hayas mordido a Darla, ¿por qué? ¿Qué pasó con ella? —le pregunté a Rafael muy a lo bajo. Seguíamos en la sala principal, mi profesor estaba conmigo cerca de una ventana enorme que daba al patio trasero. Mientras que Rafael y Darla hablaban del otro lado.
—Es una historia un poco larga, Carolina. Después que no volviste a la universidad yo no tenía con quien hablar. Eras la única —me miró de una forma un poco rara. Aparté un momento la mirada ya que se sintió un poco incómodo— Darla es una buena chica, es solo que aparenta ser mala por sus razones.
Casi reí.
—Por Dios —me sobé la sien— ¿Es tu novia?
—Lo estamos intentando, sí. Es complicado, Lina... —se detuvo en seco.
Así que en mi cabeza empezó a rondar un idea loca y absurda.
—¿Acaso ella es... tu mate? —quise
