RAFAEL.
Sol.
Odio cuando los rayos de sol se filtran por la ventana y chocan en mis ojos. Me restriego la cara mientras voy saliendo de la cama. La persona que está acostada junto a mi hace un gemido de reproche.
—Quédate un rato más —me dice, soñolienta, pero no quería quedarme más tiempo con ella. Tenía que buscar a la persona que en realidad sí me interesaba. Tal vez hoy la vería en la universidad. La chica rubia junto a mi se sienta en la cama. No lleva nada puesto.
—Tengo que ir a trabajar —aparto la cara y me pongo de pie. Busco mi ropa en el desorden del cuarto hasta que la encuentro en una esquina. Me apresuro a ponérmela.
—¿Porqué? Hoy te toca tarde —reniega.
—Tengo que hacer unas cosas antes —termino de ponerme mi ropa y zapatos cuando me giro a ella—. Yo te llamo. —me ace
