Con sus manos grandes en mi trasero, me alza para levantarme la falda y enrollarla en mis caderas. La presión de sus dedos contra mi carne y la mirada golosa que le dirige a mi parte baja, encienden aún más a la mujer necesitada que llevo dentro. Su expresión es de total entrega y perdición. —Entonces, ¿soñaste con esto? —pregunta mirándome a los ojos, aparentemente casual, mientras uno de sus dedos roza mi intimidad por encima del encaje de mis bragas. Muerdo mi labio inferior, para aguantar el gemido y las ganas de reír, a partes iguales. Sé que lo tengo en la cuerda floja. Él me desea, de lo contrario no se hubiera dedicado a montar todo este circo a mi alrededor. Así que, esta situación lo está llevando al borde de su cordura, porque estoy rompiendo sus condiciones sin que me import