El tiempo que Adrián y Pool se tomaron para conversar en “privado” condujo a que, de alguna manera u otra, el beta de la manada fuera incluido en esa breve reunión. Pues para cuando regresaron, ya no eran dos sino tres los que caminaban hacía las muchachas con una posición firme, habiendo decidido en conjunto. No era por hacer drama, pero la situación era tan crítica que Adrián no podía darse el lujo de decidir solo cuando las consecuencias no solo serían para él y su familia, sino su manada, y no solo su manada, sino también el futuro de las manadas ya establecidas en esa región. Así que, sí era importante tomar opiniones confiables antes de meter a su Luna en este lío. Sin embargo, al verla con el semblante desorientado y lágrimas que parecía no percibir, Adrián no pudo evitar alarma