La casa no estaba lejos del restaurante, así que, en menos de veinte minutos ya estaban frente a esta. Jean se sentía apenado con Ale por haberlo llevado, pero ella insistió en más de una ocasión, que ese no era problema y que lo hacía con gusto. —¿Quieres verte con Grace? —le preguntó cuando se detuvo frente a la casa. Ale pareció pensarlo y después negó. —No, después hablaré con ella, ahora solo quiero llegar a descansar —confesó y él asintió. —Lo sé, ella puede ser un poco abrumadora cuando está emocionada —convino Jean y Ale le dio la razón con un asentimiento—. Será mejor que te vayas pronto o se dará cuenta de que estamos acá. Gracias por una velada agradable y por traerme. Nos vemos, bonita —se despidió Jean y le dio un beso en cada mejilla a Ale. —Ten buena noche, gracias p