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—¡Bastian! —grita Briseida al verme caer y la siento como se arrodilla a mi lado —. ¡¿Qué pasó con Laureen?! —pregunta preocupada y supongo que, mi actitud en este momento, la está haciendo pensar lo peor —. ¡Bastian! —grita.
—Laureen está embarazada —suelto en un susurro y ella deja escapar un lamento.
—Pero ¿qué pasa? ¿Por qué estás llorando? ¿Le pasó algo al bebé? —inquiere desesperada.
—¿Tú sabías que Laureen perdió un bebé después del crucero? —le pregunto y mi hermana queda paralizada, al tiempo que sus ojos se llenan de lágrimas —. ¿Lo sabías?
—No… ¿Era un bebé de los dos? —interroga en tono bajo y la miro como si le hubieran salido dos cabezas.
—¿De quién más? —digo ofendido y ella se echa un poco hacia atrás, haciéndome arrepentir de la forma en la que le
