No es por ser dramática, pero creo que he rebajado más de dos kilos en tres días, desde que salí del apartamento del que sabemos > y llegué a mi casa, sí mi casa en la que nací y crecí en Venezuela. No he comido casi nada, solo he llorado y llorado acostada en mi pequeña cama. Por más de que no quería hablar con nadie, tuve que contestarle a mamá que estaba preocupada porque el innombrable fue a la casa a buscarme y le contó lo sucedido. Con Deivis obviamente hablé, ya que ese era capaz hasta de venirse en un globo aerostático para cuidar de mí. Sé que no puedo seguir en pijamas llorando todo el día. Me visto con un lindo vestido azul y unas plataformas beige, voy a llegarle de sorpresa a papá en el trabajo y debo estar presentable. —Mi niña que sorpresa ¿Qué haces aquí?— pregunta