Juan Pablo está tan misterioso con lo del viaje que es desesperante. Él se ha encargado de planificar todo y por más de que le he preguntado a que parte vamos y el tiempo que duraremos, se niega a adelantarme el más mínimo detalle. Ya llevo dos semanas de vacaciones, lo que hago es dormir y comer, no recordaba lo reconfortante que era estar por horas en una cama, claro que cuando mi marido está conmigo lo que menos hago es descansar. Lo veo caminar por la habitación mientras se prepara para ir al trabajo y no puedo negar que cada día estoy más enamorada de este hombre. Debo levantarme porque iré a visitar a los tortolos de mis padres, pero la flojera no me deja. —Dessi nena apúrate me harás llegar tarde a la reunión— me regaña viéndome a través del espejo, donde se acomoda su elegante t