Punto de vista de Lilith
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Atlas se había comportado de manera extraña toda esta semana. Desde aquel día en el que se molestó porque salí a comer con Tomás, había estado acompañándome a almorzar todos los benditos días. Bueno, más bien, él pedía comida y ambos terminábamos comiendo en nuestros malditos escritorios. No sé si estaba tratando de marcar territorio o simplemente era un maniático del trabajo que no podía perder ni un segundo de su día, pero estaba comenzando a volverse frustrante. El ambiente se sentía tenso, casi como si hubiera una guerra silenciosa entre nosotros que ninguno se atrevía a mencionar.
Por suerte, hoy Atlas no estaría en la oficina. Tenía una reunión fuera, lo que significaba que finalmente tendría un almuerzo libre. No iba a perder la oportu
