1 mes después Felicita me mira con cara de pena desde en la entrada de la que hasta hace un mes había sido mi oficina — ¿De verdad te vas? — pregunta en tanto meto algunas carpetas en cajas y algunos artículos personales y boto otros — Hace semanas me fui— le recuerdo — solo que no había venido a buscar mis cosas antes — ella asiente— No puedo estar en la misma habitación que papá — es increíble que después de este tiempo aún no haya escuchado una palabra de su parte— además de eso, los últimos días me dejo al final de la lista, no me necesitan aquí. Ellos pueden con todo — Pero tú has trabajado durante años para hacerte cargo de todo y ahora te vas así — me dice y no respondo — ¡Felicita! — escucho la inconfundible voz de papá desde el otro lado del pasillo y es triste que nuestra re