La esposa más odiada del sultán.

Sinopsis ━━━━━》❈《 ━━━━━ Los príncipes pueden tener tres esposas para gobernar, pero al casarse con una mujer diferente a su cultura es una vergüenza y falta de respeto. El sultán es un hombre conocido por ser cruel y no mostrar piedad ante nadie, su hijo, el príncipe, Iyad Demirci es el futuro Sultán y gobernante, pero su padre no se encuentra de acuerdo con que su hijo tome tal responsabilidad. El despiadado padre del príncipe ofrece un trato a Daelia, una chica que trabaja temporalmente en una de sus empresas en Portugal. El sultán ofrece darle todas las riquezas si acepta ser la tercera esposa de su hijo. Con engaños, el Sultán hace que su hijo el príncipe tenga por tercera esposa a Daelia, una mujer diferente a su cultura. Desde el primer día el príncipe odia a su tercera esposa, aquella que le quito el trono y todo lo que merecía obtener. Te invito a leer esta historia, prometo que sentirás todo tipo de emociones y sensaciones. ━━━━━ ⸙ ━━━━━━━ ◈ ━━━━━ ⸙ ━━━━━ NOTA DE AUTOR. Esta novela es FICCIÓN, o sea NADA ES REAL. Cuando ustedes leen un libro mío o de cualquier otra autora, solo es la imaginación y nada más, lo que escribo no significa que yo actúe o piense de esa forma. No pretendo faltar el respeto a ninguna cultura, ya que este libro tendrá sus propias reglas de la realeza inventadas por mí, así que si algo no te suena o no es correcto, no es necesario que lo comentes. Gracias por el apoyo y besos a todas. ━━━━━༺۵༻━━━━━━༺۵༻━━━━━━━ DAELIA. En los últimos cuatro años Dalton se ha convertido en una parte de mí. Muchas veces fantaseo con dejarlo, pero una pregunta surge dentro de mí, ¿podré arrancar esa parte de mí? ¿Podré soportar el dolor y la desdicha de mi familia? Lo miro por un momento, mientras él juega videojuegos. —¡Daelia! ¿Pasa algo? —¡No, no pasa nada, Dalton! —Estás mirándome y me desconcentras, ve a lavar los platos y déjame jugar, ¿quieres? —Está bien, lo haré. Me levanto y me dirijo a la cocina, comienzo a lavar los platos, mientras lo hago mi mente divaga como siempre. Mis padres eran religiosos y muy conservadores, desde que tengo uso de razón me dieron una educación muy estricta. Cuando tenía una edad muy temprana me enviaron a un internado en el que pasé desde los doce hasta los quince años. Allí tenía un novio, aunque era muy difícil por las estrictas normas del lugar, siempre conseguíamos vernos a escondidas después que apagaban las luces a la hora de dormir. Recuerdo la emoción que sentía en ese momento, mi corazón latía como si fuese a salir de mi pecho, nunca más volví a sentir esa sensación, mi corazón no volvió a palpitar por ningún hombre. Conocí a Dalton cuando yo tenía 18 años y él 20 en la universidad. Ahora tengo 21 y él 23. Salimos por un año y después decidimos mudarnos juntos. En total llevamos cuatro años juntos, un año salimos y tres viviendo juntos. —¡Daelia! ¿Cómo te fue en la entrevista? —Muy bien, espero que me llamen pronto. —Yo también lo espero, quiero comprar el nuevo juego que saldrá a fin de mes y por mantenerte no podre comprarlo. Aunque talvez pueda esperar, cuando consigas el trabajo me darás la mitad de tu sueldo, además, sabes que debes ayudarme con la universidad, debo dos mensualidades. Asiento con mi cabeza y continuó lavando los platos. Estoy harta, tantas entrevistas y nadie me llama. Al terminar me dirijo al baño, quiero estar sola. Me siento en la ducha mientras el agua moja por completo mi cabello, abrazo mis piernas. Me gustaría que Dalton dijera... te cuidaré por el resto de tu vida... no te preocupes, yo me encargaré de la renta. Dejé de estudiar por él y comencé a buscar trabajo desde hace un año. Mis padres lo aman, desde niña fui criada con la idea de que las mujeres deben de obedecer a su pareja. Nunca escuche a mi madre opinar o llevarle la contraria a mi padre, siembre bajaba la cabeza ante él. Ella y mi padre también eran muy jóvenes cuando comenzaron a formar una familia. Quiero llorar, pero no puedo, es como si mis lágrimas se hubieran secado y un vacío inunda mi pecho. Término de bañarme, tomo una toalla y cubro mi cuerpo con ella. Retiro la cortina y Dalton está esperando fuera del baño. —¿Qué pasa? Te asusté, Daelia. —No es eso, es que me sorprendiste, Dalton. —Toma, te lo iba a dar mañana cuando fuéramos a visitar a tus padres, pero quiero que lo uses antes. Me entrega una pequeña cajita. —¡Vamos! Ábrelo. Lo abro y veo un anillo con una pequeña piedra brillante. No sé lo que debería sentir en este momento. No siento ninguna emoción, mi corazón se encuentra a un ritmo normal. —Bueno, ya cumplí con los estúpidos reclamos de tus padres, desde este momento es tu responsabilidad, trabaja para conseguir dinero y pagar la boda, y me dices para qué fecha estará programada, quiero que sea de noche, no me gusta el calor y lo sabes. Él toma mi mandíbula con su mano y se acerca para besar la comisura de mis labios. —Espérame en la cama y no te vistas, estaré allí en cinco minutos, solo terminaré de jugar. Él sale del baño y observo el anillo. Me cambio rápidamente y salgo de casa, enfrente se encuentra un pequeño parque, cruzo la calle y me siento en el césped observando las estrellas, tengo un sueño, si le digo a mis padres lo que deseo con todo mi corazón seguro se burlarían de mí. Mi padre diría algo como; eso es algo de hombres, las mujeres deben respetar el trabajo de los hombres. Mi madre algo como; hija, debes enfocarte en tu hogar, en tu futuro esposo y darme nietos. Dalton me diría; no sirves ni para trabajar, eres una tonta y quieres ser eso, ¿estás hablando, enserió? Mañana recibiré la respuesta acerca del empleo que solicite, espero obtener una buena respuesta. Sé que es un lugar en donde vendes muebles, es solo un pequeño negocio, pero necesitan una secretaria. Me siento por un momento y observo la casa desde afuera, siempre lo he hecho, pero no a este punto de analizar fríamente las cosas. Cuando era niña la maestra nos pidió que escribiéramos una carta a nuestro yo del futuro, yo escribí que a los 30 sería una mujer casada con el amor de mi vida, tres bebés y una mansión enorme, por las tardes caminaría tomada de la mano con mi esposo y reiríamos al ver a nuestros pequeños jugar. Creo que solo era un cuento de hadas estúpido. Un cuento del que nunca tendré el derecho de vivir o nunca podré. —¡Daelia, ven aquí! —¡Voy en un momento! Me levanto y después me dirijo a casa. Entro y me dirijo al cuarto, ahí él me espera en la cama. —¡Te dije que me esperarás sin ropa en la cama! —Lo siento, me sentía mareada y salí a tomar un poco de aire. —Quiero que te quites la ropa ahora, estoy tan duro y debo dormir temprano. Hago lo que me pide. Me quito la ropa y después subo a la cama. Él se coloca rápidamente sobre mí, siempre es lo mismo, él ni se molesta en desnudarse, solo baja su bóxer junto a su pantalón de pijama. Entra en mí y cierro los ojos al sentir el dolor que esto me provoca, aprieto con fuerza las sábanas. —Como siempre estás tan seca, Daelia. Él se aparta y busca un poco de lubricante, lo unta por todo su tronco y glande, después entra en mí otra vez. Ahora ya no duele, pero no siento nada. A mis 21 años nunca he visitado el mar, ese es uno de mis sueños, quiero sentarme por la noche a observar las olas, mientras la oscura noche cae con la luna sobre todo el océano. Sería algo majestuoso e increíble. Cuando vuelvo a la realidad comienzo a sentir un poco de placer, nunca he sentido un orgasmo en estos cuatro años, se siente bien. Hasta que pasa lo de siempre. Él acaba cuando yo apenas siento un poco de placer. —Gracias, linda. Estuvo bien, ahora iré a limpiarme y después a dormir. Me hago a un lado y después de algunos minutos él se acuesta a mi lado. Se queda dormido rápidamente. Miro a mi alrededor en este pequeño cuarto. Lentamente, comienzo a sentir sueño y mis párpados se cierran involuntariamente.