Despierto sintiendo un poco reseca la garganta, Brett está de pie viendo por la ventana. —Brett —lo llamo y voltea a verme de inmediato. —Jonás ¿cómo te sientes? —Bien, un poco somnoliento. —Me imagino, estuviste dormido desde que llegamos hasta ahora —dice viendo el reloj—. Ya me tenías preocupado. —¿Ha pasado mucho tiempo? —Digamos que mi madre pasó la noche contigo y hace un rato la mandé a descansar. —¿Está muy nerviosa? —No, el doctor le explicó que estabas bien, que la herida no es grave y sé quedo más tranquila, aunque no quería separarse de ti. —Me imagino, ¿cómo está Santi? —Bien, se quedó toda la noche en el hospital en observación, pero creo que sale está misma tarde, Izan me comentó que estaba muy animado está mañana. —Me alegro ¿has sabido algo de Ainhoa? En ese mo