Faby Jones. Despierto y cubro mi cuerpo con la sabana, el brazo de Uriel me rodea y me hace sentir tan feliz. Me doy la vuelta y lo observo dormir, se ve realmente hermoso. Acaricio su cabello y él abre lentamente los ojos. —Hola, cachorro. —Hola, mi Faby. —¿Te molesta que te llame cachorro? Te molestas cuando Alonso lo hace. —Sí, pero tú no eres él. Tú me puedes llamar como quieras, cuando estoy contigo no soy una bestia, soy un gatito. —Quiero oírte ronronear —le digo y él sonríe. Él hace el intento de ronroneo y no puedo evitar reír a carcajadas. —¿Eres un gato, o una persona enferma? —Lo siento, señorita Faby, hice mi mejor esfuerzo. —Lo sé, guapo, solo era una broma. —¿Soy guapo? —Sí, o será que yo te veo con ojos de amor. Vuelvo a reír a carcajadas. Él se po

