Tomo un sorbo de mi copa de vino y él también lo hace, ninguno de los dos dice nada, solo me observa y yo a él. Le sonrío, juego con todas mis armas, mi cuerpo, mi cara, mi cabello, lo estoy seduciendo. —Me retiro ahora señor Grosbfiab —se levanta del sofá y me mira. —Yo también —dice y subimos las escaleras en silencio, observa mi trasero y aprovecho para moverlo. Al llegar a la puerta de mi habitación me detengo ante ella. —Que pase una buena noche señor Grosbfiab —le digo. —Pensé que… —dice confundido. —Que íbamos a dormir juntos —termino la oración. —No, aún no se lo ha ganado. —Claro que sí, con todo lo que he hice hoy. Recuerda que dijiste que me ibas a dar lo que quisiera —me dice y mira mi cuerpo. —Te estoy dando algo mejor, una oportunidad… pero si quieres dormir aquí está