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Entonces Hagámoslo

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Lex y Connor decidieron seguir caminos separados, pero el destino tiene otro plan para ellos y la noticia más inesperada volverá a reunirlos. ¿Podrán volver a estar juntos? Si ambos están dispuestos a superar su miedos tal vez lo hagan. Pero el camino está lleno de obstáculos y en el momento menos esperado todo puede derrumbarse.

No se pierdan esta segunda parte llena de comedia, romance, guaperas compitiendo por la chica, miedos y sorpresas.

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Capítulo 1
Cinco meses después...   ALEXA   - ¡¡JULIA!! - Grité.   Intenté de nuevo pero nada, no podía pararme, dejé caer la cabeza en la cama otra vez, creo que hice unos diez abdominales tratando de levantarme. Bajo la mirada y observo mi gran vientre. Esto del embarazo no me sienta nada bien, tengo los pies hinchados, nada me queda, parezco un panda en sus dos patas caminando y ni hablar de los vómitos, todo lo que como lo devuelvo. Según el "doctorsito sexy" como dice Julia, no es común que siga con náuseas y vómitos después del tercer mes de gestación pero no debo preocuparme ya que en ocasiones, las mueres pasan por eso todo el embarazo, y claro a mí no me queda otra que andar por ahí tirándolo todo como la chica del exorcista.  - ¡¡¡JULIA!!!  ¿Dónde demonios se ha metido? Escuché como unos pasos se acercaban corriendo. La puerta se abrió de golpe y mi amiga entró agitada envuelta en una toalla.   - ¿Qué pasa? ¿Es el bebé? ¿Llamo a emergencias? ¿Ya es hora? - Dice apresuradamente.   Comencé a reírme como una loca al verla allí toda mojada caminando de un lado a otro. Levanté los brazos y ella me miro como sin entender.  - No me puedo levantar -dije avergonzada. Me miró con ojos de asesina hasta que empezó a reír. A mi no me hacía ni gracia estar estancada en mi propia cama, me enfurecía no poder hacer algo tan simple como levantarme.  Ella se acercó, tiró de mis brazos y me sentó en la cama. Suspiré aliviada, me moría por ir al baño.  Ahhhh otra cosa para añadir a lo horrible que es estar embarazada, las inevitables ganas de orinar, en un día bueno voy unas veinte veces al baño. A Julia le parece gracioso verme salir corriendo cada 15 minutos, pero la verdad es que es una pesadilla, hay días en los que no me doy cuenta y me hago encima. En la última ecografía Julia le preguntó al doctor Smith si era normal que me orinara encima, ese día quería que la tierra me tragara de la vergüenza. El doctor soltó una carcajada y asintió diciendo que era normal. La verdad no me importaba si era o no era normal, me avergonzaba que mi amiga lo preguntara. Ese día salí enojada de la consulta, le impuse la ley del hielo pero no le afecto en nada, ya que al salir me dijo que nos compraría un helado y  yo ,como la buena persona que soy, no me negué.  -Bueno - dijo y se acomodó la toalla - Si ya no me necesitas voy a terminar de ducharme.  -Lo siento, esta panzota no me deja hacer nada.  -Si, lo sé, pero solo aguanta dos meses y medio más y listo. Tendremos al bebé más hermoso del mundo con nosotras.  -De aquí a dos meses directamente rodaré, pero vale la pena si a cambio tengo a mi bebé.   Me puse la bata, la cual ya no me cerraba, ni siquiera sé por qué la sigo usando mientras Julia salía del cuarto riéndose y haciendo sonidos de cerdito, la odio por eso. Algún día le va a tocar y cuando eso pase, já, ahí voy a estar para reírme.  Entré en el baño y aliviané mi vejiga, cuando terminé todo bajé a la cocina, Julia seguía duchándose por lo que me puse a preparar algo para comer, abrí la nevera y vi que teníamos que ir a hacer la compra, saqué dos tomates, una lechuga, algo de palta y jamón, hoy el chiquitín tenía antojo de sándwich.  Mientras los preparaba me puse a tararear, cuando estaba terminando escuche a Julia bajar las escaleras, mientras se acercaba noté que estaba hablando por el móvil y  me fui un momento a la sala para que hablara tranquila. Encendí la tele y me senté muy cómodamente en el sofá. Estaba en el canal de noticias y estaba demasiado perezosa para tomar el control remoto a un metro de distancia por lo que me resigne a mirar lo que pasaban en ese momento. Aburrimiento total, todo era política, accidentes y muerte hasta que algo llamó mi atención. Nombraron una empresa que acababa de asociarse con una compañía tecnológica muy reconocida.  Esa palabra, empresa, esa sola palabra lograba deprimirme totalmente. Le prometí a Connor que cumpliría con mi parte del trato, así que cuando terminó el año, el abogado que contraté se encargó de los trámites de divorcio, esas semanas las pasé horrible, estaba todo el día en cama llorando, o vomitando, a veces ambas cosas. Recuerdo las incontables veces que quise llamarlo pero Julia me dijo que lo mejor sería dejara solo. Lo terminé aceptándolo ya que intenté varias veces hablar con su abogado para llegar a él pero ni caso. Me dolió en el alma firmar esos papeles, pero no había de otra. Cuando todo terminó recibí un chequé con el dinero que se acordó en el contrato. Yo quería ese dinero para salvar a mi madre, pero de nada me sirvió. Pensé en devolvérselo pero recordé que el médico me prohibió trabajar y lo necesitaría para mi bebé, al fin y al cabo me lo gané ¿no? De una manera u otra lo hice. Creo.  -Lex -llamó Julia.  Salí de mis pensamientos y la mire.  -¿Si?  -Acabo de hablar con mi madre, al parecer hubo un problemilla con mi papá y tendré que irme unos días.  -Está bien, espero que no sea nada grave.   -No es nada muy grave, solo unos problemas con la empresa. ¿Estás segura de que estarás bien? -giré mis ojos.  -Si mamá, estaré bien -bromeé  -Me preocupo por ti.  -Lo sé, pero estamos bien.  -Voy a empacar unas cosas y me voy, trataré de arreglar todo lo más rápido posible para volver cuanto antes -le tapé la boca.  -Estaremos bien Julia, puedes quedarte el tiempo que quieras, no quiero que te preocupes por nosotros, además están Raúl y María.  -Si lo sé, pero ellos no saben nada de bebés y tampoco viven aquí sino a unas casas de distancia.   -Shhh, todo va a estar bien, si pasa algo prometo que te llamaré.  -Bueno, en ese caso, no te olvides que por la tarde tienes cita con el "doctor sexy" y luego de eso tienes una clase preparto -Me recordó.  Era como mi agenda personal.   Asentí.  -Me entristece no poder acompañarte a la ecografía.  -Descuida, además mira el lado bueno -me miró sin comprender -No podrás avergonzarme frente al doctor Smith.  Ambas reímos y ella me da un beso en la cabeza  para luego marcharse a preparar su maleta.  Bueno, al menos tendré un poco de tiempo a solas, me gusta la soledad, tal vez baje a la playa por la tarde o salga a comprar algo por ahí. Ya veremos.  --------  Por la tarde me preparé para la consulta y clase prenatal, en un bolso puse una colchoneta enrollada, una botella de agua, una campera por si hacía algo de frio y unas barritas de cereales con frutas. Como el hospital no quedaba lejos decidí ir a pie, me puse música y caminé las cinco cuadras de distancia. Cuando llegué estaba cansada, el bebé me pateaba bastante y era incómodo.  Además la tarde estaba fabulosa, no hacía mucho calor y creía que sería perfecta la pequeña caminata. Pero olvidé la pelota de 9 kilos en mi vientre. Entré al hospital agitada sujetando mi panza con una mano y el bolso con la otra. Sentía haber corrido una maratón. Como debía esperar a que me llamaran me aplasté en uno de los sillones de recepción y respiré lentamente para intentar recuperar el aliento. El hospital no era muy grande, bueno era de esperarse al ser de un pueblo local, tenía un buen tamaño, pero no se comparaba con los de la ciudad, esté como mucho tenía unos tres pisos. En cambio el hospital donde estaba mamá tenía unos seis o siete.  Llegue temprano y para no aburrirme miré la pared de folletos donde habían cientos de papeles con información sobre embarazo y recién nacidos. Odiaba esa pared, todos mostraban parejas felices y sonrientes como si fuera perfecto, cuando en realidad el embarazo es una mierda.  Un folleto en particular llamó mi atención. Eran un padre con su bebe y de título decía una frase que me revolvió el estómago.  "Evita los celos y has participar a papá" Ugh, me levanté molesta pero curiosa y tomé uno de esos papeles para ver que información tenía. Mi estómago se cerró al ver los consejos.  "El apoyo emocional y la comprensión de tu pareja es fundamental en estos momentos." "Déjale que te ayude, se sentirá importante" "Deja los celos y permite cuidar al bebé en su manera" "A medida que crezca el bebé, verás como disfrutarás más con él y no te sentirás tan presionada" Me puse a llorar, malditas hormonas y estúpido folleto con su estúpida familia perfecta. Lo tiré en la silla junto a mi. Como no quería llamar la atención disimulé las lagrimas con alergia, algo tonto considerando que las lágrimas caían como cascada de mis ojos.  Mi bebé no tenía papá. ¿Qué pasaría cuando un día me preguntara donde estaba su padre? ¿O por qué los demás niños tenían un padre y él o ella no? ¿Qué se supone le iba a decir? Me di la vuelta para tomar mis cosas e irme, me sentía horrible, no quería que nadie me viera así, pero como todo lo malo me pasa a mi, en el momento en que tomé mi bolso me llamaron. - Señora Harrison -llamó una mujer mayor.  -Mierda -murmuré.   Me sequé las lágrimas antes de volverme, ella miró mi rostro pero no dijo nada, solo me acompaño al consultorio.  -Gracias -le dije.  -No es nada -la lástima en sus ojos me dieron ganas de golpearla.  Tomé una respiración profunda y entré al consultorio. El doctor estaba escribiendo algo pero al oírme se detuvo, levantó la cabeza y sonrió.   - Alexa, toma asiento por favor -Saludó. Me acerqué y senté obediente, dejé mi bolso en la silla junto a mí.  -¿Cómo has estado? No te veo muy bien -preguntó y sé que notó mis ojos hinchados.   Puse mi sonrisa más falsa y moví la mano como si no fuera nada importante.  -¿Esto? -pregunté señalando mi cara roja por las lágrimas -No es nada, ya sabe, las hormonas.  Él me observó, junto sus manos sobre el escritorio y se me quedó viendo.  -Las hormonas -repitió - Si no quieres contarme solo dilo.  -Lo siento, no quiero hablar de ello. Pero le prometo que estoy bien  -No pasa nada, no es de mi incumbencia. Ahora dime ¿por qué tu guardaespaldas no está aquí?   Solté una carcajada, él tenía razón, Julia se ponía como un perro celoso cuando veníamos a verlo.  -Esa es la Alexa que me gusta ver, riendo y feliz.  -Bueno doctor, verá, mi guardaespaldas tuvo un asunto que resolver y se marchó a la ciudad, pero es como si estuviera aquí, se ha empeñado en llamarme cada dos horas.  -Llámame William, y no me sorprende que lo haga -ambos reímos.  - Bueno ya conoce la rutina.  Asentí y caminé hasta la camilla, me acosté y bajé mi calza hasta mi pelvis, subí mi camiseta para dejar mi vientre a la vista.  - Ha crecido mucho este pequeñín. - Dijo William mirando mi vientre.  -Ni me lo recuerde, casi no puedo hacer nada. -contesto pensando en esta mañana.   Él se rió y comenzó a tantearme la panza. Antes no me molestaba que lo hiciera porque estaba Julia, pero ahora me daba algo de vergüenza ver cómo me tocaba, además de que cada vez que el bebé pateaba se reía.  -Bueno parece que será futbolista.  -Esto no es nada, ni se imagina lo que me hace, el muy sinvergüenza duerme durante el día y cuando llega la tarde comienza a moverse. Hasta ahí no me molesta, pero es llegar la hora de acostarme y el señor empieza a hacer karate dentro de mí, prácticamente no duermo.  El bajó la cabeza y le hablo a mi panza.  - Tiene que dejar dormir a mamá, no la queremos gruñendo todo el día.  En ese momento dejé de respirar. Él le estaba hablando a mi bebé, ohh, era la imagen más tierna, si estuviera mirando la escena desde fuera pensaría qué es un padre más hablando con su bebé. Pero no lo era, ni siquiera su verdadero padre sabía que existía. Me puse a llorar, William se acercó.  -¿Qué pasa? -preguntó preocupado.  -Nada. -¿Cómo que nada? Estas llorando. ¿Te molestó que le hablara?  -No no, al contrario, me gusta que le hablen otras voces aparte de la mía y Julia. -Entonces ¿qué es? -Olvídalo, es una tontería.   -Nada de lo que digas me parecerá una estupidez. Dime con confianza.  -Me da una pena terrible decírtelo. Suspiré.  -Es que, le hablaste a mi bebé y pensé en el estúpido folleto de afuera y...-las lágrimas comenzaron a caer -mi bebé no tiene papá.  - Lo siento, jamás pensé que te molestaría   Estaba apenado, levante la mano y tomé la suya.  -No es nada, enserio. Carraspeó y solté su mano.  -Bueno, mejor veamos a ese lindo bebé.  - Me muero de ganas por verlo.  -Te haré una ecografía en 3D, así podemos observarlo muy bien, verás su carita y las muequitas que hace.  - Estupendo. - Dije emocionada, que bueno que el tema de Connor quedara olvidado.  William acercó la maquina junto a mí, apretó unos botones y la pantalla se encendió, tomó un potecito y me echó el gel, temblé al sentir el frio, él me sonrió. Luego tomó el transductor, lo colocó encima de mi pansa y lo empezó a mover, en la pantalla apareció una imagen amarilla y luego una manito, abrí los ojos como platos. -Oh ¿esa es su manito? -pregunté.  William asintió.  -Si, lo bueno de esta ecografía es que puedes ver todo claramente. La manito de mi bebé se movía, luego apareció su traserito haciéndome reír y por último su carita. Tenía algo en la boca.  - Se está chupando la mano - Dijo William.  Unas lagrimitas de felicidad bajaban por mis ojos, vi como se chupaba la mano y la emoción me invadió. - Es precioso.  - ¿Quieres saber el sexo? La consulta anterior tu guardaespaldas se la paso hablando y no pude preguntarte.  -Sii, dime dime. -Aplaudí emocionada.  El movió el aparato un poco, no supe distinguir muy bien si era nena o varón, la verdad es que no veía nada claro allí. William lo movió un poco más y luego me sacó el transductor. Sacó unas toallitas de una caja y me limpió el gel, me subí la calza y me bajé la blusa, como no podía pararme él me ayudo.  -¿Y?¿Qué es? -pregunté ansiosa.   Estaba inquieta, habíamos comprado con Julia un montón de cosas en colores neutros pero quería saber de una vez si sería varón o niña. Si era varón compraríamos pantaloncitos azules y ropita de niño y si era nena, le compraría vestiditos amarillos y cositas violetas, amo el color violeta. - -Vamos dime, me muero de la curiosidad.   - Es una niña. - Dijo sonriendo. Grité emocionada.   - ¿De verdad? – Asintió riendo. Ohh le tengo que decir a Julia, va a enloquecer, una niña, una princesita, mi princesita. Me acaricie la pansa. William me pidió que me sentara y así lo hice. - ¿Estás seguro que es niña verdad?, no quiero comprar las cosas rosadas y luego me salga niño. - El rio y negó.   - Estoy cien por ciento seguro de que es niña. - No cabía en mi misma de la emoción.   - Una niña, mi niña, mi bebé. - ¡¡UNA NIÑA!! Julia hiperventilaría cuando supiera. Ella quería que fuera niña, según ella le iba a enseñar todo sobe moda y chicos. Me reí. - En este momento me desborda la felicidad.   - Eso es bueno, si tú estás feliz el bebé también. Pero me preocupa el fibroma. - Dijo, mi cara cambió completamente.   - ¿Pasa algo malo?   - No es malo, pero me preocupa. - Llevé las manos a mi vientre.   - ¿Le puede hacer daño a mi bebé?   - No, me temo que podría ser al revés, a medida que el bebé crece, el fibroma se presiona más contra la pared del útero, espero que no sea nada, pero por las dudas te voy a pedir que vengas cada dos semanas y media a hacerte un control. Y trata de no esforzarte mucho, si te bañas hazlo sentada, y cuando duermas hazlo del lado derecho. ¿De acuerdo?   - Si, está bien.   - Alexa. - Levante la vista y lo miré. - No quiero que te estreses por esto, es solo una precausón. No creo que pase nada.   - Trataré de no hacerlo. Bueno gracias por todo doc...William. - Le tendí la mano, él la ignoró y vino a abrazarme.   Mientras me ponía mi chaqueta vi que William se sacaba su bata, se ponía una cazadora encima mientras guardaba sus pertenencias en su maletín.   - ¿No tienes más pacientes? - Pregunté.   - Nop, tú eras la última. - Dijo mientras terminaba de guardar.   Ambos salimos juntos de la consulta, él le dejó unos papeles a la señora mayor y corrió a mi lado.   - ¿Tienes alguna cita? - Me preguntó.   - No, ¿por qué lo dices?   - Pues, me ha parecido que tenías apuro.   - No, bueno sí, tengo una clase para embarazadas en quince minutos. - Dije mirando la hora, el asintió.   - Te llevo. - Dijo convencido.   - No es necesario, enserio.   - No me molesta. Vamos. - Me llevó al estacionamiento. Sacó las llaves y apretó un botón, las luces de una 4x4 parpadearon, wow la camioneta era enorme. Él me abrió la puerta y me ayudo a subir ya que estaba muy alto para mí. Cerró mi puerta y rodeó la camioneta, se subió y prendió el motor. - Abróchate el cinturón. - Me dijo serio.   Lo hice. Salimos de estacionamiento y comenzó a conducir.   - Es una linda camioneta. - Dije para poner tema de conversación.   - Es mi bebé. - Dijo guiñándome un ojo. Me reí. - Amo los vehículos grandes.   - Es bonita, aunque un poco alta. - El asintió.   - Si, aunque es buena para la carretera.   El resto del viaje fue en silencio, veo como aparca frente al salón de Nani y apaga el coche. Un momento no recuerdo haberle dicho la dirección.   - ¿Cómo sabías que era aquí? - Pregunte con el ceño fruncido. Él sonrió.   - El club premamá de Nani es el único en el pueblo, así que supuse que sería este. - Asentí, tenía razón, que tonta soy, me siento como si fuera una psicótica. - Además Nani es mi hermana.   Lo miré sorprendida.   - ¿Es tu hermana? ¿Enserio? - Pregunté.   - Si, es mi hermana pequeña. Espera aquí. - Dijo y se bajó, rodeó nuevamente la camioneta, abrió mi puerta y me ayudó a bajar.   Cruzamos la calle y entramos al salón, ya había varias parejas, Nani vino a saludarme, o eso creí hasta que corrió a los brazos de William.   - ¡¡Will!! - Ella saltó y se prendió de él, William rio y la giró, al parecer se querían mucho. Cuando la bajó Nani vino a saludarme. - Lex, que bueno verte. - Miró detrás de mi y junto las cejas. - ¿Y Julia? - Pregunto.   - No pudo venir. - Dije   - Ohh es una pena, hoy iba a hacer ejercicios de pareja. - Mierda ¿justo hoy tenía que ser? - Pero puedes hacer la rutina de la clase pasada.   - Me parece bien. - Dije, aunque estaba algo decepcionada. William carraspeó y ambas lo miramos.   - Yo te puedo acompañar. - Nani abrió la boca mirándonos sorprendida.   - No es necesario. - Dije, no quería que se sintiera incómodo.   - Venga, insisto. – Mire a Nani esperando ayuda pero solo sonrió y asintió.   - Bueno en ese caso colóquense junto a las otras parejas. - Dijo Nani.   Iba a decir algo cuando William puso su mano en mi cintura y me dio un empujoncito para que caminara. 

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