Capítulo 2

1525 Words
Al día siguiente de acostarme con Hugo me llamó una amiga que conocía desde hacia bastantes años, la que consideraba mi mejor amiga, Sally. Me recomendó una psiquiatra especializada para que me hiciera una nueva receta de pastillas. Las que tomaba eran un infierno, cuando me las tragaba sentía toda mi garganta arder y, minutos después un fuerte dolor de cabeza y de barriga se hacían presentes así que me pasaba las horas de después vomitando en el baño. La cita era a las 17:30 y eran las 15:47 así que me sobraba tiempo. Decidí dormir un rato para estar mas descansada y no caer en ninguna tentación. Al acostarme en la cama sonó el timbre. —¿Quién será?—Pensé. Perezosamente abrí la puerta, pero ahí no había nadie. Estaba por cerrarla cuando encontré una caja en el suelo junto a un ramo de flores y lo que parecía ser una tarjeta. Entré en casa y me recosté en el sofá, la abrí encontrándome con uno de mis juguetitos preferidos, un vibrador nuevecito. Decidí leer la tarjetita que había en las flores y oler su delicioso aroma. *Tarjeta* Querida Kayla, se que esto te encanta, aunque te gustan mas las de verdad, o más bien dicho, te gusta más la mía ;) Verás, debo marcharme durante unos días. Se me harán eternos sin ti. Se que suena cursi pero es verdad. Te quiero mi pequeña ninfómana ❤ -H- *Fin de la tarjeta* —Oh dios mío—Me llevé una mano a la boca. ¿Ha dicho te quiero?... Entonces el no pensaba lo que yo, es decir, yo creía que éramos amigos con derecho a roce o algo así, pero él no, el me quería para algo más, para algo serio... ¿Cómo no me había dado cuenta? Me quedé en shock. Necesitaba despejar mi mente así que decidí darme una ducha con mi nuevo juguetito. Uno más para mi colección. Aquel vibrador era perfecto. La verdad, no soy de esas que cree que dentro de un par de siglos los hombres serán imprescindibles para la raza humana y no harán falta para la reproducción pero la verdad es que la tecnología les comía cada vez más los talones. Salía y penetraba en mi satisfaciéndome enormemente. Me encantaba. Eran las 17:02 así que decidí prepararme de una vez para no llegar tarde. Cosa RARA en mí y mi impuntualidad. Me sequé entera con una suave toalla. Agarré un pantalón corto negro, una camisa de tirantes turquesa con letras negras junto con unas imitaciones de las vans como zapatos. Después de vestirme decidí ponerme algo de maquillaje y peiné rápidamente mi pelo liso. Agarré el bolso, solo faltaban diez minutos, me subí al coche y me puse en marcha. ............. —No te preocupes, tú ninfomanía es bastante usual, no es grave, es decir, considero que con unos antidepresivos y algo de ayuda social no deberías tener problemas para acabar con ella—Comentó la psiquiatra Teiker. —Qué bueno—Respondí. —Bien, entonces imprimiré tu receta. —¿Y cada cuanto tendría que tomármelas? —Cada seis o siete horas, dependiendo de tu estado—Empezó a rellenar unos informes— Y no te preocupes, casi todo se basa en tú mente aunque te recomendaría hablar de nuevo con un psicólogo. —Lo tendré en cuenta.. Oiga, ¿Cuánto cuestan estas pastillas?— Intenté visualizar el precio en los formularios. —Son algo caras pero creo que obtendrás grandes resultados. —De acuerdo..— Le dirigí una pequeña sonrisa. —Bien, aquí tienes— Se levantó y me entregó la receta. —Gracias— Me levanté y le estreché la mano. —Buena suerte.  Quería irme de ahí lo antes posible, odiaba sentirme como si fuese una loca enfermiza o algo así, no lo soportaba. En cuanto llegué al coche me puse en marcha hacia la farmacia más cercana, tenía una gran esperanza puesta en esas pastillas. Al ver el precio supe que necesitaría ganar algo más de dinero ya que mi sueldo empezaba a ponerme entre las cuerdas. Bufé mientras las pagaba y recé porque funcionarán.  Decidí ir a tomar algo a mi local favorito, el Roxy's, el cual no pisaba desde hacia bastante tiempo. Echaba de menos a Roxy y a Greg, dueños del local y viejos amigos míos. Llegué en menos de diez minutos estacionando en el parking del supermercado de enfrente. Entré y rápidamente visualicé a Greg en la barra y a Roxy sirviendo las demandas. Me dirigí a Greg, quién me sonrió. —¡Kayla! ¿Qué haces por aquí, te has perdido?—Hizo sus típicos gestos de teatrero y me guiñó un ojo.—¿Lo de siempre verdad? —Sí por favor— Le sonreí. —Las costumbres no cambian—Rio—¿Qué tal estás? Hacía mucho que no te pasabas a vernos— Me devolvió el amable saludo. —Pues como siempre, vengo de ver a una psiquiatra que Sally me recomendó, me ha recetado unas nuevas pastillas y estoy en el primer mes de prueba. —¿Y como lo ves? ¿Crees que funcionarán?— Depositó la radler sobre la mesa y aunque me gustaría pagársela, no me la cobró. —Espero acertar esta vez, ¿Podrías ponerme un vaso de agua también? Me tomaré ahora la primera. —Claro que si, lo que necesites.   Me removí incómoda en el taburete. Sentía la misma sensación en mi trasero que cuando iba en bici. Era realmente incómodo y me excitaba demasiado, me estaba poniendo de los nervios. Normalmente procuraba no sentarme en ellos ya que ya había pasado por varias situaciones embarazosas por su culpa. —Kay, ¿Estas bien?—Roxy pasó su mano por mi cara para asegurarse de que seguía ahí. —Sisi, es que... Este taburete es algo incómodo, ya sabes.. —Tu tranquila, anda ve a sentarte en una mesa que ahora mismo te traigo una botella de agua. Y eso hice, me libré de esa tortura y me dirigí hacia mi mesa habitual, la que daba a la ventana por la que podía ver a los tíos buenos que pasaban por ahí, quiero decir, las vistas, —Aquí tienes—Roxy y su deslumbrante sonrisa. —Gracias—Se la devolví. Entonces mi mirada se desvió. —Uyyy mírala, ¿Ya le has puesto ojitos a Jake?—Me dirigió una sonrisa pícara— No me extraña. —¿Jake?—Volví a mirarle—Me gusta ese nombre, ¿Qué sabes de él?— Me fijé en ese culito tan trabajado. Soltó una carcajada. —Ahora vuelvo, voy por una cerveza y te cuento. Quería conocer a ese chico, tenia un cuerpo, ufff que cuerpo, pensé en hacerle de todo, dejaría mi huella por todas y cada una de sus partes. Le deseaba y ahora que había puesto mi mirada en él, no lograría desviarla hasta conseguirle. —Ya estoy—Roxy ya no llevaba el delantal del bar—Pues bien, ¿Qué quieres saber? —Todo, quiero saberlo absolutamente todo— Posé mi mirada sobre Roxy. —Pues... Tiene 19 años, no trabaja ya que diría que está estudiando. No se sabe mucho de sus padres. Se dice que es  un buen chico y.. ¡Ah sí! Vive en un apartamento en la calle San Patricio— Me miró burlona—¿Quieres que te lo presente? —¿Qué? No me hace falta— Le guiñé un ojo— ¿No es tímido verdad? —Al contrario, ¿Conoces a Derek Petterson?—Me preguntó. —Se quien es, como para no— Me reí. —Pues es su hermano menor, se llevan dos años. —¿¡Enserio!?—Me quedé estupefacta. Derek Petterson era uno de los típicos playboys popular de la época, todas las chicas deseaban verlo y acostarse con el. Era uno de los chicos más conocidos de mi ciudad. A pesar de ello era muy misterioso y no era fácil acceder a el o entablar conversación alguna. El caso era que tenia un mini-Derek ahí mismo, no era el en persona pero no quería ponerme como reto a su hermano o no pararía hasta tenerlo entre mis piernas. El caso es que estaba ahí mismo, en mi local favorito. Decidido, iría a por él. De repente sentí como mi cuerpo se humedecía, pero no por mi temperatura ni nada parecido, sino porque Roxy acababa de tirarme un vaso de agua encima. —Upsss, lo siento—Se aguantó la risa. Iba a matarla. —Ahora te toca a ti— Me susurró guiñándome un ojo. Entonces comprendí lo que pretendía y me bajé la camisa fingiendo mirar como de mojada estaba y me hice la frustrada dirigiéndome al baño. Me quité la camisa y agarré un trozo de papel para hacer ver que me secaba. Entonces entró. Se quedó pasmado al verme ahí, en sujetador. —Lo-lo siento... Creía que era el baño de hombres— Fijó su mirada en la mía y esbozó una sonrisa. —Y lo es, pero es que el de mujeres está cerrado, perdona, ¿Molesto?—Di un paso al frente. —Para nada—Apoyó su brazo en la pared, me excitaba esa pose de chico malo. —Y...¿Te gusta lo que ves?—Me estaba poniendo a cien. —Pues la verdad es que si— Apartó un mechón de pelo de mi cara. —Aunque me parece algo injusto no poder ver nada tuyo..—Me acerqué mas a el. Ese jueguecito iba a ser interesante.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD