Marquesado Felian (1)

2539 Words
El carruaje se detuvo y Patrick despertó. Llegaron al marquesado Felian. Tatiana bajó de prisa detrás de él y miró el cielo bajo el cual creció – el clima es un poco frío en estas fechas, pero pronto habrá calor, estamos muy cerca de Tiara – de ahí su forma de vestirse más acorde a la moda de Tiara que de Undra – la ciudad está por allá a veinte minutos y la capilla es a diez minutos en esa dirección, pero si quieres puedes... Lejos de escucharla, Patrick caminó hacia la construcción que sería su nuevo hogar por los siguientes treinta o cuarenta años, dependía de su esperanza de vida. Tatiana balbuceó antes de armas palabras – lleven el equipaje – les ordenó a los sirvientes y caminó tres pasos detrás de Patrick – papá debe estar ocupado para recibirnos, me dijo que pronto irá a Aisna para comprar barcos, estaremos solos cuando se vaya, será por algunos meses. Sin respuesta ni reacción por parte de Patrick, Tatiana caminó detrás suyo. Entraron a la mansión. – Él es Edgar Tredon, el mayordomo, Tío, él es mi esposo Patrick Silas, asegúrate de decirles a todos los sirvientes que deben tratarlo como se debe y seguir sus órdenes. – Como diga, señorita, señora – se corrigió, para el hombre de setenta años era difícil acostumbrarse a que la niña a la que alimentó con un biberón y persiguió por la casa cuando no quería comer vegetales, se había convertido en una mujer casada. – Se quedará en la habitación que está encima del piano, pensé que te gustaría, tiene la mejor vista. Patrick asintió, personalmente le daba igual, sin decir una palabra subió los escalones y siguió al mayordomo al segundo piso, en la habitación miró la cama al fondo, cuatro personas sin hogar podrían dormir en ella, se fijó en las grandes ventanas, las alfombras y los muebles, del lado opuesto a la cama había una especie de oficina separada por una pared con un escritorio, libreros y sillones. El espacio era mayor, pero el sitio era muy parecido a su propia habitación. – Esperamos que sea de su gusto – dijo el mayordomo Tredon – seguimos sus instrucciones al pie de la letra – miró a Tatiana y ella negó con la cabeza. A fuerza de mirar, Tatiana dibujó en un boceto la habitación de Patrick y la envió en una carta para pedir que la imitaran tanto como fuera posible. – Está bien – fue todo lo que dijo Patrick y los ojos de Tatiana lagrimaron. – Iré a mi habitación, si necesitas algo no dudes en pedirlo, si uno de los sirvientes no obedece al señor de la casa, debemos despedirlo, ¿no es cierto tío? – Por supuesto señora. – ¿Dormirás en una habitación diferente? – preguntó Patrick. Desde su boda no habían vivido en la misma casa hasta ese día y al llegar a su nuevo hogar tendrían habitaciones diferentes. – Pensé que era lo mejor, a menos que quieras. – También creo que es lo mejor. – Eso supuse – sonrió – es bueno que estemos de acuerdo, iré a descansar un poco, que pases un buen día – salió corriendo hacia su habitación y cerró la puerta para ocultar sus lágrimas. Ya no se atrevía a soñar ni imaginar que él estaba feliz de estar ahí o que por la noche tocaría su puerta para decirle que en secreto la amaba, todos sus sueños se habían estrellado con la dura pared de la realidad y se volvieron en su contra. Las palabras de Elizabeth la perseguirían por el resto de su vida. ¡Ser sacerdote era el sueño de Patrick, y ella lo destruyó! ***** A diferencia de Tatiana o de su esposo, el hombre en la mansión que se sentía feliz era el Marqués Felian, su negocio estaba mejorando y la prueba era la bolsa de diamante sobre la mesa – magnifico – terminó de revisar – hablaremos con el Duque Blelial para finalizar el acuerdo. – Será un placer. – Con su permiso Marqués. La puerta se cerró y él se sintió cómodo – ah, Edgar, ¿ya recibiste noticias de mi hija?, ¿a qué hora llegan? – Llegaron hace dos horas. – ¡Tan pronto!, ¿por qué no me lo dijiste antes?, llama a Tatiana, quiero ver a la radiante recién casada. Edgar Tredon suspiró al pensar en la palabra ¡radiante!, y dejó la habitación. El Marqués Felian se sintió muy emocionado, la luz de su vida estaba casada con el hombre que amaba, sabía que su unión no fue la más feliz y pasaría tiempo para que Patrick Silas sacara toda esa basura del templo de su cabeza, pero no tenía dudas, con una hija tan hermosa y perfecta, era cuestión de tiempo. Tal vez en un par de años esa casa estaría llena de niños. – ¡Ah!, ¡ahí estás!, mi princesa – la abrazó – ¿ya te instalaste?, supe que mandaste condicionar la habitación del segundo piso y verifiqué que todo estuviera en orden, será perfecto y nadie los molestará. Tatiana fingió una sonrisa – papá, sobre eso, Patrick y yo decidimos darnos un tiempo y dormir en habitaciones diferentes. El Marqués frunció el ceño. – Solo por un par de meses, no quiero abrumarlo. No muy feliz, el Marqués asintió – si es lo que decidiste, estaré de acuerdo, pero que no sea por más de tres meses, no se puede tener todo el tiempo del mundo, ese jovencito debe pensar en el futuro de la familia. – Sí, papá – tembló de pies a cabeza al imaginar qué otra excusa podría usar en tres meses. – Hace dos días llegó el correo de la capital, enviarán dinero para la reconstrucción, parece que hay ciertas pautas en cuando a la orientación, el tamaño del campanario – resopló – estoy seguro que Patrick lo entenderá, estas son las cartas dirigidas a él. – Se las llevaré – las tomó entre sus manos, pero no dejó la habitación – papá, sobre el acuerdo matrimonial, no creo que sea justo, Patrick es mi esposo, merece tener la autoridad. – Y la tendrá a su tiempo, cuando ustedes sean una pareja, hija, lo que no quiero es que él pase demasiado tiempo ocupado con los asuntos del marquesado, cuando su misión más importante es cuidarte. En la expresión del Marqués, Tatiana supo que no cambiaría de opinión y apretó las cartas con fuerza antes de salir de la habitación. Respirar profundamente no ayudaba, era como lanzarse en picada y preguntarse si algún día tocaría el suelo o si seguiría cayendo hasta que dejara de sentir su cuerpo. Se limpió las lágrimas en las esquinas de sus ojos, se miró en un espejo del pasillo y fue a la habitación. Tocó. Dos minutos después volvió a tocar con algo de temor, Patrick estaba en su derecho si cerraba la puerta y no volvía a abrirla, o si decidía odiarla, ella lo entendía, Tatiana se odiaba a sí misma, ¿por qué sería diferente para Patrick? Tocó una vez más, talló sus ojos y abrió la puerta muy lentamente. Patrick estaba dormido. Fue un largo viaje desde la capital, era normal descansar un poco, suspiró, colocó las cartas sobre la mesa junto a la cama y lo miró. Patrick ni siquiera se quitó los zapatos, solo se dejó caer sobre la cama, diría que fue causado por el cansancio, pero él era la clase de hombre tan concentrado en las escrituras que se volvía descuidado con todo lo demás, su habitación siempre era un desastre con los libros en el suelo esparcidos en un ¡sistema!, que solo él entendía. Con una delgada sonrisa le quitó los zapatos, los puso al pie de la cama, sacó una sábana del ropero y lo cubrió, entonces salió en silencio. ***** El asunto de la capilla a las afueras de la ciudad era bastante simple, en el año del terremoto la construcción se vino abajo y el sacerdote junto con las personas que asistían a misa por la ceremonia fallecieron. Cada año durante la ceremonia, los templos de todo el reino se llenaban de personas que daban gracias a la diosa y fueron las construcciones más afectadas. La diosa Ameritia los castigó duramente por su error. Patrick leyó muchos testimonios, pero no podía imaginar lo que significaba mirar el símbolo de su religión cayendo sobre su cabeza y las de sus familiares poco antes de morir. Esa tarde mientras leía la correspondencia que encontró sobre la mesa se preguntó por qué la capilla del marquesado Felian no fue reconstruida. Tocaron a la puerta – adelante. Tatiana avanzó con pasos cortos y se quedó en mitad de la estancia – tenemos visitas. – Saldré enseguida, Tatiana, ¿sabes por qué tu padre no reconstruyó la capilla? Ella sonrió – mi madre estaba ahí ese día, yo tenía calentura y ella fue a pedirle a la diosa por mi recuperación, por ser la Marquesa la sentaron hasta el frente, no pudo salir a tiempo, tomó varios días de búsqueda recuperar su cuerpo. – Lo lamento. – No fue tu culpa, como dije, tenemos visitas, es el Barón Tristán Sigfred, quiere verte. – ¿A mí? La boda de Marjory Sheridan y el General Tristán Sigfred fue hace mucho tiempo y por esos días Patrick estaba sumido en sus estudios, no deseaba quedarse en esa boda por más tiempo del necesario. Quizá fue un poco enérgico en sus intenciones de presentarse e irse, solo fue porque Elizabeth insistió. Por esa razón, le resultó más extraño recibir una visita del Barón. Patrick entró a la habitación y no supo cómo ser un buen anfitrión, sería diferente si estuviera en el templo, se limitó a ser directo – Barón, ¿para qué quiere verme? Tristán giró la vista con las manos en los bolsillos – lamento molestarlo en su luna de miel, estoy aquí por un motivo muy importante – se sentó. Patrick asumió que debía sentarse. – Hace once años hubo una epidemia en la frontera, cerca de los pantanos y hace unos meses en los reportes del templo descubrí algunas inconsistencias, esperaba que me ayudara entender lo que realmente pasó. Una pregunta inesperada – vaya al templo, uno de los sacerdotes responderá sus dudas. Tristán lo encontró gracioso – el templo prohibió hablar del tema, nadie me responderá. – Si sabe que está prohibido, sabrá que pierde el tiempo preguntándome – se levantó. – La razón por la que está prohibido, ¿es por el inseamin? Patrick volteó a verlo sin poder creer lo que había escuchado. – Se preguntará cómo conozco esa palabra, Elizabeth Silas me habló sobre ese día, también sobre los enfermos que iban a ser enterrados vivos y las mentiras en los reportes. Patrick volvió a su asiento y se llevó las manos a la cabeza tirando de su cabello, el mismo cabello que Tatiana juzgaba de rebelde sin saber que él desquitaba su frustración, ansiedad o desconcierto despeinándose. Tristemente, Liz era la clase de chica que hablaba antes de pensar, su boca tenía mente propia y carecía de filtros, Patrick no dudó que ella lo dijo. – Tal vez el templo esté interesado en saber de quién saqué esa información. – No lo haga – casi suplicó, el templo tenía medidas extremas contra aquellos que no seguían las reglas y su hermana recién comenzaba su vida, estaba a punto de graduarse, sería una doctora, él no dejaría que algo se interpusiera – ¿qué es lo que quiere saber? Tristán sonrió satisfecho – todo, comenzando con el motivo por el que lo ocultaron. Patrick respiró profundamente – ese día en los pantanos era un día de rutina, atendimos a los enfermos y nos alejamos de los desahuciados, pero Bela. – Marjory – lo corrigió – Elizabeth me confesó que fue Marjory quien estuvo en los pantanos. Las manos de Patrick se frotaron y asintió sin dudar de las palabras del Barón – Marjory atravesó el pantano, revisó a los enfermos y lo dijo en voz alta, ¡Inseamin! – se humedeció los labios, consciente de lo que estaba a punto de hacer – éramos niños, entre siete y diez años, nos metieron la sanación por los ojos y los oídos porque no había más sanadores y entre alguno de esos libros leímos sobre el inseamin, Marjory lo dijo en voz alta, Elizabeth la apoyó y tratamos a los enfermos, un par de días después nos aislaron y nos dijeron lo que habíamos hecho. La peor parte de ese regaño se lo llevó la maestra Yuridia Terran. – Existen cuatro plantas inspiradas en las hijas de la diosa y cada planta imita los poderes de una de ellas, el Inseamin es el nombre que recibe la Rosa de sangre, y tiene el poder de Maldición, la cuarta hija de la diosa, ¡la renegada! Tristán recordaba haber escuchado algo sobre esas plantas, aunque casi todo giraba en rededor de la semilla que fue obsequiada al rey Alexander Diaval por la primera Santa, no sabía sobre las otras. – Cada planta es diferente, en su forma y método de germinación, no se riegan con agua, no se plantan en cualquier tierra y no dependen del sol y la lluvia, son plantas divinas, una de ellas necesita la sangre de la Santa, otra sus lágrimas o, su proximidad para poder crecer, y el inseamin es especial, esa planta usa el cadáver de la Santa como semilla, germina a través de su cuerpo y crece en su tumba. Por eso todas las santas son cremadas y el templo almacena sus cenizas, para evitar que la planta germine. Tristán frunció el ceño, el misterio del templo lo relacionó con la sustitución de Marjory, no con plantas divinas y se sintió un poco frustrado. – Culpar al inseamin significaba decir que en algún lugar, hay una Santa cuyo cuerpo fue enterrado lejos del templo, hubo un gran revuelo, algunos sacerdotes pensaron que una persona supo que Alma Silas era la Santa y que desenterró su cadáver para cultivar la planta, otros acusaron al templo de mentir sobre la cremación y tener un campo de Santas enterradas y que planeaban derrocar al rey y tomar el control del reino, también pensaron que era el ataque de un reino enemigo – se rascó la frente – nunca vi tanta paranoia, la tía Bianca salió a nuestro rescate y nos hicieron jurar que no hablaríamos de ese día. Tristán se sintió algo molesto, no consiguió lo que esperaba y se preguntó internamente qué esperaba descubrir – no tengo pensado visitar el templo en el futuro – se levantó – puedes estar tranquilo respecto a tu hermana. – ¿Cómo está Marjory? La pregunta lo tomó por sorpresa y su mirada se volvió agresiva – ella está a salvo. – No es lo que pregunté, mi hermana suele hablar demasiado, lo hace todo el tiempo, no solo con usted Barón, será mejor si se aleja de ella. Tristán Sigfred dejó la mansión del Marqués Felian esa misma tarde y Patrick miró por la ventana sintiéndose molesto.  
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