Estoy frente al espejo de la habitación terminando mi maquillaje cuando Elliot aparecen puerta del closet y me observa en silencio. —¿Qué? —Lo miro de reojo. —Nada, solo admiro a mi esposa. Dejo el labial sobre la cómoda y lo miro con una sonrisa. —Estás muy raro —digo y este se ríe despreocupado. —No me pasa nada, solo que se me hace tan extraño que al fin podamos estar juntos. Suspiro. —Lo sé. Doy un paso al frente y lo rodeo con mis brazos alrededor de su cintura, pero, estamos. Ahora vamos a esa cena con Amir y firma lo que debas firmar. —¿Estás lista? —Solo me faltan los zapatos —corro al armario por estos. Diez minutos Después emprendemos el camino a la casa de Amir en la ciudad. No puedo negar que siento nervios por la noche que se nos avecina. No tardamos demasiado ant