Narra Anna Pasó un mes desde mi secuestro, desde entonces mi vida se basó en una rutina diferente a la que llevaba antes. Iba al instituto, volvía a casa de Leandro, comía, estudiaba y dormía. Era bastante tedioso hacer lo mismo, algunas veces intenté en ayudar a los empleados en sus actividades pero no me dejaron alegando que el señor no lo permitiría, que se pondría furioso y los despediría. Pero en la última semana ignoré cualquier excusa de parte de ellos, y me puse a ayudarles. No recibí ninguna reprimenda de nadie dado el caso que no tenía idea de dónde estaba Leandro. Según me informaron algunos de sus empleados andaba en un viaje de negocios y no sabían cuando retrasaría. Ciertamente poco me importaba, más bien me mantenía relajada y sin miedo de encontrármelo en los pasillo