Prólogo

484 Words
- ¿Querías verme papá? - dije entrando al pequeño despacho que hay en casa. - Si hija... - su rostro muestra total preocupación - Hay problemas con la procesadora, tenemos una gran deuda con nuestro principal proveedor y nos está exigiendo pagarle. No se muy bien de quien se trata pero si estoy al tanto de que nos ha salvado en muchas ocasiones. - ¿De cuánto es la deuda papá? - Treinta millones de dólares. - ¡¿Es broma?! - jamás llegué a imaginar que esto fuese posible - ¿Por qué tanto dinero? - El problema es el siguiente - esto ya no me esta gustando - Esta mañana fue a mi oficina para arreglar esto, accedió a perdonarnos. - ¿Pero...? - Con la única condición... - Ya dime de que se trata papá. - Nos perdona la deuda a cambio de que tú te cases con él . - ¡¿Qué...?! ******** - ¡¿QUÉ DIABLOS SUCEDE CONTIGO MEGAN?! - ¡NO ME LEVANTES LA VOZ! Yo no soy otra más de tus empleadas. - Si te supieras comportar como una verdadera esposa no tendría motivos para gritarte. - Por mi puedes irte al mismísimo infier... - una fuerte bofetada me hizo girar mi rostro y caer al piso de la habitación. - Eso es para que aprendas a comportarte... - se quitó su camisa y luego bajó el cierre de su pantalón - Y esto... para que sepas que soy el único hombre que puede tocarte a su antojo. Razgó mi vestido y mi sostén, me tomó del cuello y nuevamente me hizo suya a la fuerza. ******** - ¡Estoy harta de ser únicamente tu juguete! Merezco siquiera un poco de respeto de tu parte Adam. - No tienes nada que reclamar, para eso estás aquí, para abrirte de piernas cuando yo quiera. Algo dentro de mi volvió a romperse, justo cuando creí que podía salvarse un poco de lo que tenemos en estos meses, sin embargo todo fue una ilusión. - ¿Sabes qué? Eso tiene solución. Hoy mismo me largo de este infierno al que me has condenado. Cuando estoy a punto de bajar por las escaleras me toma fuertemente del brazo y me obliga a encararlo. - ¡Tú no vas a poner un pie fuera de MÍ casa! - ¡Adam por favor... me está lastimando! - Al firmar esa acta, te comprometiste para toda tu vida. - No me importa... ¡Te digo que me sueltes porque me lastimas! - ¡¿QUIERES QUE TE SUELTE?! ¡¿QUIERES QUE TE SUELTE?! ¡ENTONCES TE VOY A SOLTAR! En ese momento siento como mi brazo es liberado y mi cuerpo comienza a rodar por las escaleras. Solo escucho los gritos de Laura y Helena antes de caer en la inconsciencia. - ¡MEGAAAAAAAAAN! Solo pensé en mi pequeña hija.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD