Capítulo 1.El plan.
©Flores Jaz. 2024.
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………
Alex:
—Amiga sabes que yo te apoyo en todo pero…esto, no se si deberías de hacerlo, ¿Y si te pasa algo?, ¿No te das cuenta de lo peligroso que es?.
Lo que no le había contado a Violeta era que el verdadero plan, era matar* a ese hijo de puta, él había matado* a mi padre y por su culpa se había suicidado* mi madre, y mi hermano ahora vendía drogas* en los callejones mas vulgares de la ciudad, mi familia se fue a la mierda, y no había otro responsable mas que él, Violeta creía que yo solo juntaría información para meterlo a la cárcel, pero a ese hombre, nunca lo encerrarían, no importaba lo que él hiciera, algunas ratas no se erradican a menos que les pongas una trampa y las pises tú mismo.
—Quédate tranquila, seré muy precavida, no me meteré en problemas, y si algo ocurre, abortaré la misión y saldré de ese lugar— dije con una sonrisa, tratando de calmar los nervios de mi única y mejor amiga, Violeta dio un largo respiro no muy convencida de mis palabras, pero aún así, asintió.
El plan era simple, estuve vigilándolo por casi un año, vivía en una casa enorme y era dueño de algunos negocios, a simple vista, era un simple empresario, pero claro, tenía negocios turbios, aún no lo podía comprobar, pero en el fondo sabía que el traficaba con personas, vendía droga, e incluso tenía asociaciones con políticos corruptos, era todo un personaje, era un maldito mafioso qué había construido muy bien su fachada.
En conclusión, Franki Fiorelli era un cabron, y yo iba a matarlo*.
…………
Caminé con paso firme hasta su enorme residencia, lo que miraba eran cimientos levantados gracias a la desgracia y la desdicha, si pudiera defecaría en su puta entrada para demostrar mi desagrado, y el nulo respeto que le tenía, en mi corazón solo estaba sembrado el odio y el asco.
Toqué el timbre y a los poco segundos, una sirvienta abrió la puerta y me miró fijamente.
—Buenos días, tengo cita con la señora Fiorelli— dije con amabilidad y mostrando una hermosa sonrisa, haber llegado hasta aquí no fue fácil, tuve que pasar por una revisión con los guardias, los cuales no desaprovecharon para tocarme el culo, aún así tenía que mantener mi sonrisa, por fin estaba aquí y no iba a arruinarlo.
La sirvienta se encogió en hombros y sonrió un poco avergonzada. —La señora ya no vive aquí, vienes por el empleo que publicó la semana pasada, ¿No es así?.
—Si— respondí un poco confundida, ¿Qué había pasado con la señora Giselle Fiorelli?, ¿Por qué ya no vivía aquí?, tenía muchas ganas de preguntar, pero no quería verme demasiado entrometida.
—Pasa— dijo la sirvienta y me llevó hasta la sala, el maldito de Franki vivía muy bien, él no merecía nada de lo que tenía, pronto iba haber un poco de justicia, yo iba a encargarme de eso.
—Espera aquí, iré a buscar al señor Fiorelli— dijo la sirvienta, se alisó su uniforme con nervios, y se fue.
Pude admirar el lugar con más calma, Franki tenía dinero y muchos hombres trabajando para el y su organización, de tan solo ver su enorme casa, me daba cuenta de que él no escatimaba en gastos, mientras que yo me partía el culo para sobreviví dignamente, hombres como él vivían rodeados de lujos sin una pizca de remordimiento. Era absurdo.
De pronto, una pequeña niña* de tres años llegó hasta mi y me miró con sus bonitos ojos azules, tenía unos hermosos risos y un bonito vestido blanco, no podía culparla a ella, ella era inocente, ajena al asqueroso mundo en el qué Franki era participe.
—Hola—dije y sonreí de modo amigable, era una niña* muy bonita y encantadora.
—Hola, ¿Eres amiga de papá?—preguntó la pequeña con su dulce voz.
—No— respondí.
—¿Y de mamá?.
–No.
—¿Quieres jugar?—Preguntó la inocente niña*.
—Me encantaría, pero tengo que esperar aquí, o tu papá va a regañarme.
La niña* asintió y se sentó a mi lado, ella era la hija de Franki, la pequeña Camila, un hombre como Franki no debería de tener hijos, él no merecía tal dicha.
Una semana atrás se había colgado un anuncio qué me hizo ver mi oportunidad perfecta, se buscaba una cuidadora de tiempo completo para una niña* pequeña de tres años, y resultaba qué yo tenía una licenciatura en educación, había dejado mi trabajo como maestra para venir aquí, y la única razón, era qué cuidaría a la hija de Franki Fiorelli.
De pronto empezaron a retumbar unos pasos a la distancia, se acercaban poco a poco, no pude evitar sentirme un poco nerviosa, enojada y frustrada, el estómago se me revolvió un poco, y sin más, ahí estaba él, luciendo una camisa de vestir negra* y pantalones de vestir del mismo color, llegó a la sala con tanta autoridad como si fuese un maldito rey, era intimidante, si, pero todo lo que causaba en mi interior, eran unas malditas ganas de vomitar, tenía una barba ligeramente descuidada, tenía cejas gruesas y pobladas, tenía el cabello n***o* y tenía unos ojos brillantes como los de un gato al acecho.
—¿Tú quien eres?— Preguntó aquél hombre mientras se enrollaba las mangas de su camisa hasta los codos,
dejando ver sus brazos toscos y tatuados.
Sentía mi corazón galopar al limite, pero tenia que calmarme o sería muy obvio. —Mi nombre es Alex Volkanovich, estoy aquí por el trabajo de tutora, su esposa…
—Ex esposa— me corrigió él de inmediato, yo solo sonreí y continúe, juntando todo mi autocontrol para no saltarle encima y ahorcarlo.
—Su ex esposa, me citó para una entrevista, en el anuncio decía que era para cuidar a una niña* de tres años.
—No sé nada de eso, dame tu currículum— ordenó él, con un poco de enfado en su tono de voz.
“imbécil” .
Yo le di mi currículum y él lo tomó.
—¡Nana!— Gritó de repente Franki, haciendo que me sobresaltara un poco.
No iba a perder esta oportunidad. —Como puede ver, tengo mucha experiencia en el cuidado de los niño*, he sido maestra por tres años y también doy clases privadas…
Una mujer mayor como de 50 años se acercó casi corriendo ante el llamado de Franki, parecía que la pobre señora, más que tenerle respeto, le tenía miedo,
—Dígame señor— dijo la mujer rápidamente.
—Lleva a Camila con mi madre, quiere verla y yo estoy ocupado para llevarla, dile a Joaquín que te acompañe— ordenó el hombre mientras miraba mi hoja de vida.
—Si señor, ven pequeña, vamos a ver a la abuela.
Camila dio un brinco de alegría y me dedicó una tierna sonrisa, una honesta sonrisa que solo un niño* puede poseer.
—Adiós señora bonita— me dijo la pequeña Infante y agitó su pequeña mano en el aire.
—Adiós— le dije y le sonreí.
—¿Por qué quieres ser la tutora de mi hija?—me preguntó el desgraciado hombre mientras aventaba mi currículum lejos de él.
Había estudiado muchas respuestas para esa pregunta, pero estaba segura de que justo ahora, solo una iba a ser creíble. —Por la paga— respondí con honestidad.
Franki me miró con descontento y trató de buscar algo en mi. —Te pondré a prueba por un mes— dijo al no encontrar nada. —No me gustan las personas entrometidas, así que solo limítate a cuidar a mi hija, si lo haces bien, te pagaré bien.
Algo que hacia sobre salir a Franki, era su mala fama de matón, se decía que era un hombre muy sádico y yo solo me preguntaba, ¿De que manera había torturado a mi padre?, no importaba como, se lo iba a regresar al doble.
—Entendido— Respondí.
—Necesito que te mudes aquí, en un mes viajamos a Italia, si te quedas con el empleo vendrás con nosotros.
—Esta bien.
—Oye Franki, un imbécil jodió la entre…
Yo miré al hombre que acababa de entrar. O si, era el hermano menor de Franki, Ronnie Fiorelli, otra escoria de la sociedad, alguien que también merecía morir, me miró y sonrió de oreja a oreja, también había buscado información sobre él, había estado en prisión pero fue liberado cuando los cargos por venta de narcóticos le fueron retirados, además tenía demandas por acoso y violación qué evadía pagando multas y que el juez aceptaba.
—Hola señorita— dijo Ronnie y se acercó a estrechar mi mano, yo solo lo miré y sentí asco al tocar la suya.
—Basta Ronnie—dijo Franki.
—¿Quién es ella?— pregunto él y miró a su hermano, Franki y Ronnie eran muy diferentes, Ronnie consumía drogas, bebía, era un rebelde qué pensaba que tenia el mundo a sus pies, y Franki era un desgraciado mucho más listo, mantenía un perfil bajo y ninguna multa o demanda en su historial.
—Es la nueva tutora de Camila.
—Vaya, que suerte— dijo Ronnie y me miró de ese modo lascivo qué solo me hacía querer huir.
Franki se frotó la frente y miró a su hermano. —Vamos a mi despacho— dijo y se puso de pie. —Te espero aquí mañana a primera hora, solo trae un poco de ropa, todo lo qué necesites lo mandaré comprar yo, por seguridad.
—Si señor—dije sin cuestionarlo y me puse de pie, ambos me miraron de pies a cabeza mientras que Ronnie sonreía.
—Bienvenida, señorita— dijo Ronnie con cierto morbo en la sonrisa que dibujó, era asqueroso, él y su hermano eran asquerosos.
Yo solo sonreí y tomé mi bolso.
Bien, todo había salido bien, ahora solo faltaba idear un plan para matar a ese desgraciado, en realidad yo ya tenía algunos, pero tenía que investigar como ponerlos en marcha.
Algunos meses atrás, había pensado que matar a su hija y a su esposa era una buena manera de vengarme, pero conociendo al hijo de puta, seguramente no le dolería en lo más mínimo, una niña de tres años no tenía la culpa de tener como padre a un mafioso, después de todo, nosotros no escogemos a nuestra familia.
Gracias al idiota de mi hermano hice de amistades no tan…buenas, fue así como conocí a un farmacéutico que se dedicaba a vender esteroides y todo tipo de medicamentos ilegales en el mercado n***o, y gracias a él, conocí a un químico que producía cocaína, él me vendió algunos químicos que podría usar para envenenar a Franki, debía de tener cuidado y de asegurarme que fuera él, el receptor.
…………
—Me dieron el empleo— le dije a Violeta por teléfono mientras caminaba a mi casa.
—¿De verdad?, Alex…tienes que ser cuidadosa, no puedes jugar con esos tipos.
—Ya te dije que estés tranquila, en fin, me mudaré a su casa mañana en la mañana, así que tal vez no me veas por un tiempo, evita mandarme mensajes comprometedores, ¿De acuerdo?.
—Si, cualquier cosa me avisas, y en cuanto puedas llámame.
—Lo haré, nos vemos Violeta— dije y colgué, llegué a mi departamento y noté el desorden que había en el, “Joseph”, fui a mi habitación y ahí estaba mi hermano, Joseph se había vuelto un dolor de cabeza desde la muerte de mamá.
Apestaba a orines, su cabello estaba largo y enmarañado, su ropa estaba sucia, y estaba muy delgado.
—Joseph…¡Joseph!.
Él apenas se movió y no me quedó más que dejarlo dormir, tuve que dormir encerrada en el baño ya que la última vez, trató de violarme mientras estaba drogado, y bueno, de las malas experiencias, solo se aprende.
“Gracias Franki, gracias por joderme la puta vida, ahora me toca devolver el favor.”.