El corazón de Percival se hundió.
Pasó años trabajando en el ministerio de magia, cazaba demonios, los perseguía y durante un año completo trabajó como asistente en el departamento de eliminación, y esa, era su primera vez viendo la forma astral de un demonio. Su apariencia era aterradora, la piel tenía la textura de la corteza de un árbol, el rostro era alargado y la boca iba de oreja a oreja, quizá, esa era la parte más aterradora, que ese demonio, estaba sonriendo.
– Ayuda.
Toda la piel de Percival se erizó, esa voz se escuchaba como la de una niña pequeña, pero venía de esa criatura, una voz que creaba un gran contraste con su apariencia.
La mujer le pidió que se fuera, y él no lo hizo, escuchó al demonio.
– Eras un niño – dijo Lilith.
– Sí yo no hubiera entrado a la habitación…
